¿Qué estamos planteando entonces?, la “utilización” política que se hace con la definición de la palabra -abuela-, construido el ¡panteón! que ello sugiere, el mismo quede a merced de todos aquellos que quieran usufructuarlo a su favor, y se apele al panteón, pero su utilización nos plantee la siguiente cuestión , si el -uso- que se le hace al -panteón abuela-, es con la complacencia de quienes lo dirigen, de quienes están al frente del mismo., porque si reconocemos su “faz” -política-, entonces, hablamos de una estructura partidaria por el cual ese sentido del manto protector y universal de la palabra abuela, se torne dudoso.
La analogía puede pensarse de la siguiente forma, ¿por qué debe la abuela ser condescendiente con el nieto díscolo?, ese que se le ha escapado a sus padres, ¿debe ella cargar con la paciencia y tener que soportarlo, sin corregirlo y no decirle nada?, y aquí, con esto nos devele la “diferencia” con lo sanguíneo, porque no se pueden “elegir” lo que son los nietos, ellos vienen y punto, pero en la faz política ¡sí!, el panteón no nació –partidario- pero con el correr de los años y con gobiernos concediéndole espacio, reconocimiento y ofrecerle ayuda, ¿cómo no simpatizar con ese espectro político que las rescata como luchadoras y en especial, cuando ese espectro político también es partidario de las banderas de los derechos, la verdad y la justicia?, políticamente hablando –ellas- no posean esa universalidad, de los derechos, verdad y justicia porque esos valores están en este país politizados, lo que nos dice que el –panteón- ¡no es aséptico!
¿Entonces?, la utilización comienza ahí, posicionar al panteón, el panteón agradecido comulgara con la corriente política que lo ontologice, condescendiente con los propios y opositor con sus negadores, tendrán su lugar en el colectivo, y ser un referente político correcto, por el cual será políticamente incorrecto y antipático dudar de su –venerabilidad-, por sospecharla entidad partidaria, pero la última foto de la ex presidente y del hoy gobernador de la provincia de Buenos Aires, mediados, nos parece sugerir que esa universalidad, se ha perdido hoy, al ser el mero -ente- de un “panteón politizado”.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias