Atentar


Las antinomias y la condición maniquea representan cierto límite ideológico, decimos límite porque tales formas de pensar han quedado centrado en el sí mismo como principio de toda realidad pensable, actuable y declamada, un vez más estamos ante la presencia del pensamiento único, que no es más que el propio pensar en su propio decir.

Lo maniqueo o lo antinómico es fácil de entender, blanco o negro, nosotros o ellos, que es distinto de blanco y negro como del nosotros y los otros, no es conjunción sino disyunción y que lo asocia a cierta actitud fundamentalista como visión del mundo en el que prevalecen las divisiones y no las integraciones, no la unidad sino lo que disgrega.

Con tales formas de entender y de actuar, los efectos en una sociedad que cobija a tales individuos tarde o temprano tendrá sus correspondientes efectos en ella y sin embargo, lo antinómico y maniqueo están presentes más de lo que creemos y que nos hace interrogar, ¿es normal tal condición, es por la condición maniquea y antinómica que se logran cosas, espacios, lugares, poderes?, y pareciera que es así, entonces la respuesta es por sí, si quiere usted lograr algo, vaya y construya poder en base a su persona y a sus seguidores.

Es momento de la pregunta, ¿qué forma adopta lo expresado en Villa Gesell?, esa condición maniquea del límite ideológico, ¿cómo recala en el lugar?, si presta atención porque ya es obvio se encuentra en lo partidizado, es decir, se ha instalado en la realidad a través de los así llamados peronistas y radicales, y cuyos representantes mas visibles ejercen la función de concejales y funcionarios

A las definiciones de manual repetido que adscribe la condición de peronistas y radicales asistimos a la pantomima de tales individuos de un hacer a que hacen, ¿y qué es lo que hacen?, si nos situamos en el deliberante los vemos atacando y defendiendo, a defender lo indefendible en la que se incluyen honorabilidades, mientras tanto a no escucharse porque saben de antemano lo que el otro va a decir, se trata de los mismos nombres y apellidos que por décadas se han posicionado en el circuito político que alterna a oficialistas y a opositores, todos autojustificados en esa herencia burguesa de la representación democrática.

Y como efecto análogo caen también sus instituciones, establecimientos que deben aceptar las condiciones dialécticas de acuerdos y de consensos emergentes de las diferencia, y sujetas al ejercicio de una racionalidad argumentativa, característica central a la exigencia formal de los sistemas democráticos modernos, bueno, tales aspectos formales una vez instalados los maniqueos, la tornan pantomima institucional.

Si Villa Gesell funciona en términos de peronistas y radicales, entonces, es que ha sido tomada por los maniqueos

Pero el problema mayor no son ellos sino eso que los torna así, los límites y que los torna limitados, porque la condición que limita fácilmente es enseñable y aprendida, el peligro es la reproducción sin vergüenza ni pudor de los limitados, así, ¿un limitado ideológico puede hacer a otro limitado, en otras palabras, las limitaciones se aprenden?, si, indudablemente que si, la mediocridad es algo que se aprende y por lo tanto se la enseña, ¿adónde?, en los lugares mediocres, no hay gratuidad alguna en lo mediocre como en lo vulgar y lo chabacano, estas son expresiones aprendidas y por lo tanto, se reproducen en el ser, y eso es el peligro de tales aprendizajes, su derivar ontológico.

El necio, el pedante, el engreído, no son así como respuesta a una ignorancia, sino que incurren en una forma de ser, porque para el ignorante siempre existe la oportunidad del aprender, pero a las formas mencionadas de ser, les está vedado el aprender porque atentan a lo que son, ya que aprender implica una condición distinta a su ser, paradoja de por medio, aprender para ellos redunde en un no ser.

La condición tóxica de todo necio, engreído y pedante anulan las posibilidades de aprender valores o miradas que implican un mundo más allá de ellos, por lo tanto, sólo pueden actuar en base a lo que son y no conforme a un aprender, todos lo que ellos hacen, piensan o especulan parte de la condición tóxica de ser ellos el eje de la realidad, el yo creo, el yo pienso, el yo opino, en definitiva todos esos elementos que implican el creer, pensar y opinar, se nuclean en la concepción vulgar de su yo.

Hoy día, lo vulgar deviene mayoría en esta sociedad, vulgaridad sin vergüenza como algo normal que se enseña y que se aprende.

Como Midas, ellos convierten desde el influjo de su condición a todo lo que tocan y anulados sus si mismos por sus intereses personales, ocultan bajo la exhibición del disfraz partidario lo que ellos son, así, anulan a la realidad que dicen defender, anulan a la razón, anulan a la palabra, anulan al ciudadano, al presente, al por venir, anulan a la misma temporalidad tan necesaria a la condición del llegar a ser.

Pero, existe algo peor todavía, y es el eco de los que anulan y cuyos culpables son los medios geselinos porque estos dicen, repiten y comentan las frases dichas, también los reportean y hacen preguntas y lo peor, sus inevitables respuestas, las imágenes de los reporteados recorren la retina de los espectadores y los nobles profesionales de la comunicación pasando largas horas interpretando los pormenores de oficialistas y opositores, y sin embargo, al comentar lo que no se debe comentar, y redundar en el mostrar como escribir acerca de lo que tampoco corresponde escribir, perpetúan en lo virtual lo que en lo real, paso desapercibido.

Pero, estas nobles víctimas del oficio mediático en unos casos y colaboracionistas en otros, habrán de victimizar a la comunidad al reproducir el eco del pensamiento único, hasta el punto de ser también ellos presa de su mimesis, contagio por proximidad, así se instala la vulgaridad en los medios como se instalan en ellos los oficialismos de turno.

Y sin embargo, hay otros ejemplos de esta notable realidad maniquea que certifica que la misma se encuentra enquistada en este pueblo. La emergencia esperanzadora por un tipo nuevo de actitud y ejercida por los así llamados autoconvocados, un conjunto de ciudadanos que hubieron de percibir e interpretar del hacer que hacen los limitados representantes del maniqueísmo partidario.

Los autoconvocados representan a simples ciudadanos, a comerciantes de la denominada mesa redonda, vecinos en general como también a alcahuetes partidarios y pertenecientes a Mar Azul, a Villa Gesell ciudad, y que hubieron adoptado una postura crítica respecto al aumento de tasas y eso era lo esperanzador, la presencia crítica respecto a los lineamientos del pensamiento único.

Pero, lo resultante en una reunión entre ellos y momento del ejercicio de las condiciones formales democráticas y la relación dialéctica de acuerdos y consensos en las diferencias, no ocurrió, así, la imposibilidad de construir en esa reunión tales condiciones revela que la instancia crítica de tales autoconvocado no era tal, sino que se trataban de meros desacuerdos en defensa de sus intereses particulares y poseedores también del pensamiento único, el de ellos.

Porque ese pensamiento se hubo plasmado en la mencionada reunión, bajo la forma de ataques personales, en las ocurridas discusiones de tono falaces y agresivas hacia el otro, enrostrarse entre ellos hechos ocurridos en el pasado, centrando la discusión sobre el pasado. La megalomanía en el fondo es la que estuvo presente y aunque nunca fue convocada jamás dejó de estar presente, puesto que todos querían ser los importantes, los reconocidos, de poseer la idea mas brillante, todos querer que se respeten sus ideas, y sólo uno poseer la verdad y no dejar que otros hablen y provocar un asesinato a la palabra en la cacofonía creada por hablar todos a la vez, y tras exigencia megalomaniática, abandonar la reunión en medio de su propio enojo y ofuscación.

Tales vulgares, ejercen sin igual la razón cínica de no escuchar al otro porque lo importante está en su esfera donde el otro, como tal no existe, no tiene derecho a recibir un mínimo argumento, por lo cual nadie se escucha aunque todos irán para ser escuchados.

Si en Villa Gesell gobiernan peronistas o radicales, el nosotros o los otros, cuya representación intelectual pivota en el pensamiento único, lo terrible, entonces, no estará en la ontología de tales limitados, sino en su consecuencia más fatal: que todo aprender atente contra su ser.

Y en una sociedad donde no se aprende queda perpetuada la ontología de los limitados.


Juan Oviedo