Detrás de las noticias (Epimeteo)
La industria cultural denunciada por la escuela de Frankfurt, asume que el sistema de economía concentrada en un sistema mercantil se muestra como un negocio que, a su vez, reafirma el propio sistema, por el cual la gestación y la utilización de las noticias, por los medios masivos de comunicación son mercancía, mientras que las industrias del entretenimiento, imponen sus productos a través de la publicidad, estas afirmaciones no han dejado de perder vigencia teórica a la hora de señalar el funcionamiento del sistema capitalista en el siglo pasado.
Sistema donde todo queda subsumido a la oferta y a la demanda, acechando a la propia sociedad, a ser víctima de un macromercado y al que no puede darle la espalda.
Con tal introducción de fondo es el momento de la siguiente interrogación, ¿es posible bucear tal industria en los medios geselinos?, los medios y las noticias si son justificados como reflejo de lo real, entonces, entramos de lleno a la arbitrariedad intelectual mediática porque ninguna noticia es neutral.
La ingenua relación que asocia noticia y realidad, no tiene en cuenta el sentido de mercancía que toda noticia posee, el status de noticia no lo posee cualquier hecho sino aquellos que despiertan en los receptores inquietud por leerlas, por eso se habla del grado de noticiabilidad de un posible hecho, las noticias no informan lo real, sino que instalan una agenda de pensamiento donde la población sigue sin cuestionar. Así, la población es dirigida desde la información proporcionada por los medios en cuestión.
Ahora, ¿qué nos revelaría tal fenómeno?, la condición funcional de toda acción mediática.
Consideremos algunas noticias que hubieron de saturar por su cobertura a nivel local: aumento de impuestos, plantación de la araucaria en la Av.3, inseguridad, proyecto Mandalay.
En el primer caso, ¿qué reacciones en la población suscitó?, parte de un sector del comercio se levantó contra tales aumentos, marchas, pedido de no innovación, resultado, ya no se escuchan más voces de tales cuestiones. ¿Conclusión?, el aumento continúa.
La Araucaria, que se iba a secar, que no era estético, que no representaba una flora autóctona, ¿cómo se iba a poner una cosa así en medio de una calle?, resultado, todo sigue igual, la araucaria goza de buena salud y la gente ya la ha asimilado.
La inseguridad, el barrio La Carmencita fue el abanderado en el sentido de convocar a una plaza céntrica una marcha a modo de protesta ante los hechos delictivos que sufre la ciudad, fueron dos o tres marchas, resultado, hoy día ya no existen más. ¿Conclusión?, la inseguridad continúa.
La repulsa al proyecto Mandalay, mucho más cercano y con una cobertura de los medios capitalinos, resolución de un juez de no innovar, es decir, no permitir sacar más arena del médano defendido por el grupo ecologista, y apoyado por cierta gente de la ciudad. ¿Conclusión?, por el momento, es la medida más concreta lograda por protesta alguna.
Los ejemplos mencionados hubieron de generar ríos de tinta, discusiones varias, análisis posteriores en todos los medios geselinos movilizando a la población en su generalidad y estimulada ante el fenómeno mediático de las noticias.
Estos ejemplos nos permiten inferir que gran parte de la realidad local pivota desde ese boca en boca provocado por esas noticias, donde este vecino participa de una realidad impuesta desde los aparatos de los medios locales.
Y momento de la presentación de Prometeo y Epimeteo, ambas figuras pertenecen a la mitología griega, cuyos nombres encarnan diferentes formas de ser, por ejemplo, uno ve a lo lejos y el otro, sólo ve a lo cerca, lo inmediato y lo mediato como oposición juegan sus sentidos dándonos a entender la condición miope o sagaz de tales miradas, la mirada puesta en el momento o por el contrario, aquella en busca de horizontes.
Por lo tanto, si hubiéramos de aplicar tales miradas a Villa Gesell, una de ellas nos daría una mirada posada en los hechos, vale decir: epimeteica, mientras que la otra buceando en un más allá de los hechos, explorando por cierta estructura, tal es la mirada prometeica.
Con la palabra hecho queremos decir o señalar aquello que sucede, como un fenómeno físico, político o cultural, hecho acontecido fuera del individuo, donde, si tal hecho adquiere noticiabilidad será destacado en términos de noticias por los medios locales, pues, ellos ejercen su condición construyendo esa noticia, ahora, una sociedad pivotando intelectualmente en una realidad presentada por los medios, es una sociedad encargada del presente, del momento, de los hechos, es decir, ejerce una mirada netamente epimeteica, sociedad abandonada a la pereza intelectual de las noticias, del producto elaborado por los medio.
La propia disposición de la noticia implica un hiato en la realidad, pues aquella crea un simulacro de realidad, porque señala una realidad que no es ni experiencia ni vivencia por parte del vecino sino discurso, imagen, opinión, por el cual, ese vecino al apropiarse la hace suya y la reproduce de boca en boca. Así, toda instancia mediática es eminentemente epimeteica.
Si definimos a la mirada prometeica buceando en un más allá de los hechos, y que hemos denominado estructura, entonces, ¿qué significa el concepto de estructura?
Se trata de aquello no sujeto a lo inmediato, e invisible a simple vista, aquí comparte algo con la noticia, pues, la dimensión no tan empírica de la estructura provoca un salto respecto a lo real del hecho, tal como sucede con la noticia, pero el sujeto prometeico se distingue netamente del epimeteico, pues, aquel debe abocarse a un trabajo intelectual buceando en los distintos ámbitos de la realidad, y eso lo aleja definitivamente de la condición de ser mero receptor pasivo y reproductor de todo consumidor de noticias tal como lo hace el sujeto epimeteico
Porque para desocultar la condición de la estructura del pueblo, es fundamental pensar.
Recordemos que Epimeteo no fue agraciado con su condición, pues sólo hubo de encarnar el momento, su corta mirada lo llevo a quedar prendido de la belleza de Pandora y casarse con ella, por el contrario, la inteligencia, la astucia y el amor hubieron de ser valores en la condición de Prometeo, inteligencia para entender, astucia para vencer las dificultades del entender y el amor por los hombres creado por él, pues el futuro era esa humanidad, valores que ninguna sociedad epimeteica puede entender.
Por lo tanto, sólo Prometeo puede captar y abordar la estructura de Villa gesell, una estructura entendida como una realidad invisible detrás de la visible tal como la hubo de plantear Marx y Lévi-Strauss, pues es desde esa dimensión de lo invisible lo determinante en el campo visible de los hechos.
Entonces, ¿cuales son esas instancias de lo invisible de la estructura en el aumento de tasas, de la araucaria, la inseguridad y del proyecto Mandalay?, el modelo que representó siempre esta creación: el balneario.
Ese modelo (balneario) inventado por una mentalidad rentista, hubo de crear una estructura social con su lógica: ser parte de un sistema mercantil, cuyo eje ordenador subyació en concebir a Villa gesell como producto sujeto a la renta, al negocio, a la venta y al alquiler, tal es la estructura vigente que explica a esta localidad como espacios de renta, y concepción aceptada por su sociedad.
Consecuente con tal materialidad, la sociedad adoptó ese modelo del cual emergen sus políticos, funcionarios, concejales y cortesanos arribistas, adoptó la ilusión de la mercancía del lugar con su mayor fetiche: la temporada, por lo cual esta sociedad, es una sociedad alienada pues hubo de crecer presa del modelo del balneario, y siendo tal fenomenología de su alienación naturalizar el invierno y su indiferente impiedad ante las victimas de sus propios integrantes ante la brutalidad recesiva abortiva de todo futuro, y en este punto, no surgen ni emergen las noticias, porque tal instancia temporal queda fuera de la mirada epimeteica.
Una estructura asesinó a Prometeo cuando hubo de amordazar a la palabra y negar al pensamiento y en tales hechos, el germen de lo epimeteico actualizando el mito originario de Caín y Abel o Rómulo y Remo.
Juan Oviedo