La inconciencia (séptima entrega)
Consecuente con el sentido de su propia clase, la burguesía ilustrada, culta y académica ha sabido incurrir en los vericuetos de la conciencia y allende a ello, incorporar la sapiencia sibarita ejercida con sus pares en reuniones, eventos, tertulias, como también adosarle el gusto por los encuentros amorosos y sexuales con colegas, no obstante, en algunos de esos burgueses pueda irrumpir el sentido crítico a la propia clase como también ejercer la autoconciencia, como rebelión particular ante cierta inconciencia presente en algunos de sus pares de su círculo íntimo.
Lo dicho, constituye el marco narrativo de esa maravillosa película titulada La Decadencia del Imperio Americano, la tesis del film acerca de la decadencia es enunciada por Dominique – profesora de historia-, en un reportaje realizado por su amiga Diane al comienzo del film, y sostener que al colapsar los modelos colectivos que guían, los individuos buscan por sobre todas las cosas la felicidad personal, tal será la reflexión dominante.
Así, en el film se va desarrollando el encuentro de un selecto grupo de amigos e intelectuales canadienses en la preparación de una cena donde desgranan al compás de los preparativos sus aventuras, sus distintos amoríos donde también citar a ilustres del pensamiento contemporáneo, mientras que por el lado femenino en un amplio complejo deportivo, haciendo diferentes rutinas gimnásticas, también ellas habrán de tematizar encuentros y amoríos con diferentes hombres, de otras etnias y otras de nacionalidades donde lo común será exponer las actitudes machistas, prejuicios sexuales y deseos nuevos en la prosecución del placer.
No será de extrañar, entonces, que entre algunos de los integrantes de ambos grupos se hubieron relacionado sexualmente, aunque tal cuestión es guardada en celoso secreto, especialmente ante el único matrimonio vigente es el compuesto por Louise y Rémy, cuando Rémy, un mujeriego empedernido, se hubo de acostar con las amigas Louise, hecho desconocido por ella.
Pero será Dominique quien vive sola, en un momento en la tertulia de sobremesa que no puede tolerar más a Louise con sus comentarios livianos y falaces, es el momento del desencadenamiento del conflicto, donde Dominique revela la condición libertina de Rémy y de su affaire sexual con ella y con la mayoría las amigas en común, Louise, queda deshecha ante tal confesión.
La siguiente escena entre el joven Alain presente a lo largo del film y pretendiente de la madura Dominique en el marco del anochecido jardín, consistirá en preguntarle acerca del porque hizo lo que hizo y a lo que ella responderá:
- Hay algo que me enerva terriblemente, LA INCONCIENCIA, la gente que no es capaz de ver la realidad-, por supuesto, dejamos de lado el final de la película.
La tentación de abordar la inconciencia contraponiéndola a la conciencia como saber y productora de un conocimiento desde el punto de vista moral es grande, pero dejaremos tal cuestión de lado y abordaremos la inconciencia desde un punto de vista existencial, el efecto que tiene en la experiencia cotidiana de una persona.
Como lo muestra el ejemplo del film, la inconciencia de Louise se encuentra alineada a un sistema de valores burgueses cuya cabeza del mismo es el matrimonio, marco que justifica la experiencia del Swinger o el asistir a reuniones cuasi orgásmicas, ya que lo hará para complacer a su marido Rémy, estamos frente a la tesis de la durabilidad del matrimonio, debe durar porque se trata de un pilar fundamental de occidente, donde el marco de la familia, la descendencia y la continuidad de la pareja es lo normal.
Nótese que toda durabilidad, el sentido de la misma significa que el matrimonio ya es una carga, la estructura del mismo representa una asfixia a la que se debe soportar porque así lo exige su condición, todo matrimonio para continuar como tal, debe hacer abstracción acerca de lo que efectivamente los esposos sienten, piensan y experimentan acerca de ellos mismos porque lo importante es la estructura matrimonial y familiar antes que la humana, y esto se evidencia en las separaciones devenidas en divorcio, éstas son las menos donde la separación de hecho no implica la anulación legal del matrimonio, es decir, continuar casados.
La inconciencia, no es mero argumento cinematógrafo sino algo medular a la misma realidad humana y cuya paradoja la muestra emergiendo de una realidad a la que no interroga, esa no interrogación de la inconciencia resulta sustancial para su presencia y su perpetuar, porque no hace más que naturalizar la realidad, es decir, el no cuestionarla, el no preguntarse por los diversos aspectos que conforman esa realidad, es su condición para que sea, puesto que no hay inconciencia de una nada sino acerca de algo a ser conciente porque está, pero a lo se capta.
Esto de ningún modo significa que la inconciencia sea un epifenómeno de la no conciencia, que lo que cae fuera del campo de la conciencia es inconciencia sino que la inconciencia surge como efecto de un no conocer, un no captar, un no entender lo que previamente se encuentra ya como hecho, suceso o fenómeno y catalogado sólo de una forma, no reconociendo posibles ramificaciones a las ya fijada, así, toda realidad adquiere un único sentido cuasi dogmático y generador del individuo inconciente.
Por ejemplo, un fenómeno común es crear una imagen de una persona y relacionarse con lo que se ha construido de esa persona, mientras que esa otra persona no puede captar que se relaciona con ella desde lo que el otro construyó de ella, los choques en las relaciones interpersonales son comunes por estos grados de inconciencias, no es que uno cambia sino que el otro hubo construido cosas acerca de mi y al no darme cuenta, acepto lo que ese otro hizo de mí. El otro me hace.
Pero también encontramos esa única mirada acerca de la realidad en las niñas/ños madres-padres, que sólo toman en consideración el fenómeno sexual sin sus consecuencias posteriores, en la ausencia de protección y a la exposición a contraer el VIH o cualquier enfermedad venérea, en la realidad que muestran los medios cuando ellos sólo muestran noticias, en las temporadas costeras insertas en sistemas económicos recesivos y en los discursos de políticos, docentes y de cualquier repetidor de información.
Por lo que la inconciencia, antes de ser una cuestión cognoscitiva refiere a aun fenómeno existencial que envuelve a lo cognoscitivo y que lleva a la persona a actuar en términos contingente revelando su condición liviana en la que se nutren sus juicios, puntos de vistas y su sistema valorativo.
La ausencia de toda duda acerca de lo que aparece en el mundo como algo real, no permite abordar con otra mirada aquello que se muestra evidente a los ojos del inconciente, alejado de toda evidencia reflexiva a la que se ha debido pensar o elucidar sino de mera necedad, por lo que el inconciente no puede captar un lado de la realidad, y aunque parezca paradojal no se trata de un acto involuntario sino que se trata de un efecto tal como es el conocer pero de forma inversa, no en términos de contenidos sino en negar los contenidos, la inconciencia es una negación de los diferentes lados o aristas que puede cargar o portar una determinada realidad.
La inconciencia que nutre a Louise y que no debería portar por su condición de esposa, madre, pianista, y formada bajo los cánones de una educación burguesa, la revela como lisa y llana ingenua, de moverse por los carriles de su realidad sin contar con la existencia de otra realidad, que no sea la de ella.
La inconciencia sólo enfatiza a la realidad construida a partir de la otra, y en el caso de Louise se centra en su sí mismo sin entender que existe otra realidad mucho más ajena a ella y a la cual está obligada a concientizar.
Y el efecto del tal inconciencia la muestra ingenua, donde la naturalización del mundo social traspolado al mundo privado provocará ciertos grados de candidez, simpleza provocando la mirada condescendiente de conocidas y amigas que consideran lo inútil de todo advertir, excepto, por el sublevar de Dominique, que antes de un advertir es pura sublevación al tener que escuchar, soportar, el opinar, el decir, pero fundamentalmente, a lo que opera como trasfondo de Louise: su inconciencia.
Nótese que esa inconciencia pero en otro plano, se la hará disfrazar de inocencia y figura a ser explotada desde la mirada sexual de proponer la ingenuidad de la mujer como estímulo al deseo masculino, y cuyos iconos lo encontramos en la figura de la niña crédula, en la adolescente que estudia, en la apelada imagen-sexy de la pequeña cándida, el estereotipo de la lolita, no obstante, también enmarcada en el rostro y en los gestos de prostitutas con miradas aniñadas, gestos crédulos, todos al servicio a la invitación masculina.
Pero todo esto encierra algo más íntimo y profundo aun, donde lo ingenuo provoca la idea de que nos encontramos frente a alguien a quien se le puede sacar todo, a engañar, a manipular, a controlar y especialmente a someter como de hecho sucede en el sadomasoquismo, por lo que si la ingenuidad atrae, entonces apelemos a ella para cautivar, aunque sólo un verdadero incauto pueda creer en la ingenuidad sugerida del negocio de lo sexual.
Y en consonancia con tal condición será considerar que sólo la candidez de la lolita de llevarse el dedo a la boca como la marcada musculatura abdominal del hombre - aspectos exaltados por la industria erótica-, provoquen un estímulo altamente erotizante y potenciado por los cuerpos voluptuosos, aunque esto en parte no sea tan así ante la existencia de otros erógenos como el intelecto, éste resulta ser un atractivo bastante fuerte en ciertos contextos académicos como lo muestra la erótica vinculante entre profesores y alumnos como de hecho sucede con la inteligencia de Dominique, un irresistible atractivo a poseer por colegas, alumnos.
Así, lo provocador de toda ingenuidad es que naturaliza el mundo y lo estructura según cánones ideológicos incorporados desde lo que dicen y muestran, le dicen y he aquí a todos los impersonales posibles cuya credulidad induce a la definición aristotélica de los lugares naturales, donde la cocina y el hogar son espacios de la señora, mientras que el trabajo, la calle y la mujer lugares y objeto del varón, lo ingenuo, como motivador erógeno o credulidad disparada al mundo no es más que un efecto de la inconciencia e ininputable presencia ante todo acto de lucidez.
Porque siempre existe más lo que suponemos o creemos y junto a ello, con gente incapaz de ver la realidad.
Juan Oviedo