Una tendencia

A la hora de abordar la riqueza o la pobreza de un país, provincia o región, los indicadores a medir son económicos, por eso se suelen escuchar términos tales como el crecimiento del producto bruto interno, del incremento de las reservas fiscales o del desarrollo de una región, todos ellos indicadores y cuya suba o baja, nos señalan de la riqueza o pobreza de un determinado lugar.

Por lo general, no se habla de la calidad de vida de sus habitantes, en cómo tal crecimiento o no, repercute en esa calidad de vida.
De idéntica forma, cuando se busca abordar el crecimiento o el empobrecimiento de los partidos costeros bonaerense, también es común el abordaje desde su economía de base y  por lo general nucleados en el turismo, especialmente en aquellos partidos costeros al norte de Mar del Plata tales como La Costa, Pinamar y Villa Gesell respectivamente.
Ahora, ¿cómo se mide el crecimiento de la oferta turística del partido de Villa Gesell?, y aquí nuevamente a la palestra los indicadores a utilizar, aunque por lo general tales mediciones -al hacerse en temporada- nos revelan que la cantidad, es el criterio que determina el éxito o el fracaso de una temporada, aunque este criterio metodológico  deje de lado un factor esencial a la hora del cabal significado de toda temporada: el consumo.
Por lo tanto, ¿cómo medir algo y que no sea mera cuantificación?, a través del potencial que significan las reservas en el lugar y hacer tales mediciones en pretemporada y los indicadores que pivoten en las reservas de casas, departamentos, hoteles, carpas en paradores etc.
Esta nueva cuantificación implica dos cosas en especial, en primer lugar, un poder adquisitivo en alto grado y en segundo lugar, que la reserva nos habla de un lugar frecuentado por  iguales y de allí el sentido de la misma.
Por lo que el criterio de la pretemporada, se transforma en otro tipo de indicador cuyo eje es el consumo, y determinado por lo potencial de toda reserva que nos señalan los grados de ese poder adquisitivo que habrá de visitarnos.
Pero allende a ello, también será preciso saber de gustos, costumbres, edades, lugares de aquellos que nos visitan porque como es sabido, la cantidad no implica necesariamente consumo en todos los órdenes y grados de servicios que el balneario de Villa Gesell ofrece. Por ello se torna imperativo saber qué se consume y qué negocios involucran tal consumir según edades y segmentos sociales que los visitantes tienen y pertenecen, y según los resultados, implementarlos en las futuras campañas publicitarias destinados a captar el esquivo poder adquisitivo, porque seamos claros: el éxito de la temporada en un balneario, no lo otorga la mera cuantificación sino el poder adquisitivo y el trabajo de todos los servicios que ofrece Villa Gesell.
Sin lugar a dudas, podemos formular la siguiente hipótesis: “El éxito de una temporada está en relación al poder adquisitivo  del visitante”.
Ahora, la cantidad como éxito siempre implica una mirada política de toda gestión de turno, mientras que la del consumo, es netamente económica y  aglutinante de todos los prestadores de servicios y agentes de la terciarización.
Donde la relación oferta y demanda del turismo local queda correlacionada con el servicio y su consumo, e implicación de por medio nos afirma que a malos servicios adviene a éstos un escaso trabajo y un menor consumo del poder adquisitivo, que suele ser muy crítico respecto a los servicios y al lugar que visita como turista.
Como corolario, la ausencia de tal poder redunde que en ese lugar, destino o balneario comience poco a poco a transitar por una pendiente, en otras palabras, a precarizarse, donde los servicios perderán excelencia, habrá nuevos visitantes pero que participarán de un turismo gasolero, los espectáculos serán sin calidad artística y muchos de ellos protagonizados en las calles peatonales  transitadas por gente, gente y más gente, negocios con segundas marcas y con una saturación de la misma mercadería.
Ante tal panorama, la excelencia de los pocos servicios como de ese pequeño poder adquisitivo dejen de lado a la ciudad cabecera, unos a instalarse y otros a vacacionar, como de hecho comienza a notarse en Villa Gesell y la localidad de Mar de las Pampas, lugar donde se aglutinan tales servicios y tales turistas.
Y en tal estado de cosas, la temporada, se transforma en otro indicador también, al señalar la nueva tendencia: la precarización, y  eso explica en parte, lo que ocurre en la sociedad geselina y el efecto en su calidad de vida con una creciente pobreza, grado superlativo de inseguridad, una continua desocupación y bolsones de miseria, y junto a ello, la burlona propaganda que niega todo lo dicho según la autocrática gestión esparcida en la mayoría de los medios locales.
Pero, ¿será que tal tendencia se instala en todos los órdenes de la realidad geselina por igual?, porque sólo así puede explicase que vos sigas……...………………..como si nada.

 

Juan Oviedo