“Aquel año 69, las circunstancias se dieron de tal manera, que el día de comienzo de clases fue un lunes 17 de marzo. Es el día de San Patricio, Patrono de Irlanda…”, cuenta Mini Zaldívar, en el libro “Por Compañera la esperanza”, que escribió en colaboración con su hija Patricia. “Ya empezamos, pensé, va a ser difícil que me muevan de acá. Padres y docentes, Cacho y Patricia vecinos especialmente, algunos amigos. Diecisiete alumnos aquel día inaugural, incluídos mis hijos: Anibal y Gustavo. Cecilia, Pablo y Leonardo Gentini, Marcelo Faramiñán, Roberto y Vilma Greco, Nestor Geronés, Carlitos Luque, Patricia Raskewich, Victor Jowinsen, Norberto Bischoff, Gustavo Santos, único alumno que quedó pupilo pues vivía en el campo, James Lus, Martita Pérez, Carlitos Castellanos, el hijo de nuestra cocinera, estaban en aquella primera camada. Creo que es muy importante mencionarlos a todos, imborrables como permanecen en mi memoria, así como tantos otros que poblaron después nuestras aulas”, recuerda la fundadora. Ese año terminaron las clases con 47 chicos. La inscripción se había hecho en un local comercial, y allí, se habían inscripto también las primeras docentes: Ana Sanchez de Masor, Silvia Vicum de Bevacqua y Stella Maris Olenik de Von Wernick; un poco más tarde, se incorporó Julia Goya. El primer edificio: el Waldeck, ubicado en Paseo 102 y Avenida 7.
Trayectoria y mensaje:
Desde entonces, tal como lo profetizó su fundadora, el Colegio siguió adelante. Pasó por distintas sedes, hasta que en 1972, con el apoyo de Carlos Gesell y doña Emilia, logró tener su edificio propio, la sede actual de Paseo 107 y Avenida 7. Y mantuvo un crecimiento constante, a la par de la ciudad. Hoy cuenta con más de 800 alumnos, desde sala de tres hasta el segundo año del polimodal, que fuera inaugurado en 2008 y cuya primera promoción se graduará el año próximo.
El equipo educativo del Colegio, continúa los lineamientos de la fundadora: “Desde la fundación del Colegio, en el año 1969, nos orientan los mismos principios: el valor de la libertad, sostenido en la importancia del otro, en los lazos afectivos y el saber adquirido, que permiten hacer uso de esa libertad haciéndose responsable de la misma. Ese es y seguirá siendo nuestro horizonte”.