y los impuestos, pues hay que darle prioridad a otros rubros como la comida, los remedios, la televisión por cable, internet (aquellos que disponen de este servicio), el celular, etc.
Ante esta situación de crisis financiera del municipio –acrecentada por la falta de apoyo de la Provincia, cuyas arcas están en rojo, según anunció el propio Gobernador Scioli en su última visita a estas playas- al Doctor Intendente le acercaron un proyecto para conseguir algún dinerillo extra, lógicamente a expensas de los laburantes y no del ahorro en gastos superfluos, que consistía nada más y nada menos en implementar una Verificación Técnica Vehicular (VTV) Municipal, en versión reducida tendiendo en cuenta la que implementa la Provincia.
Esta medida se pretendía aplicar sobre los coches de alquiler (taxis y remises) dos veces al año, en marzo y noviembre tentativamente, y, por el “control” los “beneficiados” debían abonar la módica suma de $150,00 en cada oportunidad. Por supuesto, que, ante la falta de estructura técnica, esta VTV doméstica se limitaba a controles mínimos, como el funcionamiento de las luces, el equipamiento reglamentario del vehículo y algún otro elemento que no superaba lo que se revisa en cualquier ruta, cuando el coche es detenido por las autoridades policiales.
En cuanto comenzó a circular la noticia –después de las elecciones, momento en que los remises y taxis fueron requeridos al por mayor por el oficialismo- los involucrados en el tema, le hicieron llegar al Doctor Intendente, por diversos canales, su terminante oposición a la medida, amenazando con tomar medidas drásticas ante lo que consideraron una exacción y una medida totalmente arbitraria, generando un cortocircuito de proporciones entre el oficialismo y los representantes del sector.
Ante tamaña reacción, inesperada por cierto, el Doctor Intendente dio marcha atrás con el proyecto nonato, pero la usina para conseguir algún dinero extra no deja de funcionar.
Guillermo Burnet