Son 30, los que no se sienten perseguidos.
Son 30, los que acceden a un turno en el hospital.
Son 30, los delitos por semana.
Son 30, los pesos que cuesta una bolsa de alimento para mascotas, y cuando Provida, pidió una colaboración, Ud. le dijo que no había presupuesto.
Son 30, los que le chupan las medias al Sr. Intendente.
Son 30, los que disfrutan de los talleres culturales.
Son 30, los que tienen trabajo estable.
Son 30, los que salen en las fotos que manda a sacar el ejecutivo.
Son 30, los que están conformes con esta gestión.
Son 30, los que se benefician con las obras públicas.
Son 30, los chicos que están bien alimentados.
Son 30, los comerciantes que van a sobrevivir a esta temporada.
Son 30, los que amordazan a la prensa.
Son 30, los que diariamente, hacen temblar la billetera del Sr. Intendente.
Son 30 o más, las antenas de telefonía celular, que están instaladas en Villa Gesell y las autoridades se hacen las distraídas.
Son 30, de los 142 originales, los que van a acceder a su postergada vivienda propia.
Son 30, los que vienen a estas playas en helicóptero.
Son 30, los que manejan los negocios espurios de la villa.
Son 30, los que no pasan frío.
Son 30, los que se llenaron los bolsillos en la última semana de la raza.
Son 30, los que cantan a coro “sí, Jorge”.
Son 30, las casillas de nuevos asentamientos.
Son 30, los que bailaron alrededor de la araucaria.
Son 30, las pacientes que necesitan del mamógrafo.
Son 30, las luminarias que están quemadas cada 10 manzanas a la redonda, y cuando reclama a Cevige le dicen que la Muni no las manda.
Son 30, los que no contestan los llamados. Y podría seguir, seguramente, pero aquí me detengo, Dr. Acebal, porque, ¿sabe una cosa?, tengo que ir a trabajar, yo no le puedo decir a mi familia, “hoy no doy quórum”. Tengo que trabajar.
Eduardo Stivale
SiGesellnoticias