de la Diócesis de Mar del Plata y concelebrado por algunos sacerdotes marplatenses.
Una multitud de personas se fueron acercando al lugar de a poco, y otras siguieron la celebración desde los balcones de los edificios. Monseñor Ledesma, al iniciar la homilía, explicó que la celebración de la misa en memoria de Sandro había sido un pedido del Intendente Gustavo Pulti, aunque el jefe comunal no estuvo presente.
“Sandro creyó en la eternidad, creyó en Dios, era un hombre de fe” dijo Monseñor Ledesma, y luego relató “un día escuché un reportaje que le hicieron a Sandro sobre la Navidad, él decía que que la Navidad era Jesús, era el pesebre, el niño Dios y nada más. En esta Navidad que pasó, Sandro recibió los sacramentos, y por eso me acordé de aquel reportaje, y de cómo ha estado presente la Navidad y Dios en este hombre de una manera tan espiritual como lo tienen muchos artistas. Ese día el Señor le ha regalado el poder decir en esos sacramentos, todo se ha cumplido y así comenzar el viaje de retorno, el viaje definitivo a la casa del Padre”.
Entre los aplausos y la emoción de los presentes, Ledesma continuó “Sandro es un artista que le cantó al amor, al amor humano, al amor pasional, que es eros, amor que reclama de otro necesitado de ser colmado y a la vez poder plenificar la vida del hermano. Amor que él llamó rosa, fuego, que llamó labios de rubí, el amor de eros, como es el verdadero amor, apasionado, está presente en su música, en su arte, en su canción. El amor de ágape, según los que estuvieron cerca, un hombre que lo daba todo, podemos decir que pasó haciendo el bien, con sus limitaciones de hombre”. “Y ahora él se encuentra en el cielo, y Dios le dice, vos que le cantaste al amor, al amor de eros y al amor de ágape, ahora venís a contemplar el amor verdadero, y seguramente habrá visto que ese amor al que le cantaba era un simple reflejo del amor que ahora lo posee a él eternamente, amor total, incondicional, amor que es DIOS” resaltó el Vicario General de la Diócesis de Mar del Plata.
Antes de dar la bendición, Monseñor Ledesma, volvió a la figura de Sandro y manfiestó que en la experiencia de estos 45 días desde que el cantante fue trasplantado, predominó el tema de la vida. “Todo este tiempo fue una experiencia muy fuerte de la vida, tan fuerte que la propia muerte no le pudo echar sombra. Porque cuando la vida está emparentada con el amor, la muerte tiene poco que decir, y se manifiesta tal como es, el umbral para que podamos cruzar a la eternidad y al que Sandro le cantaba” concluyó Ledesma.
Al finalizar todos los presentes estaban muy agradecidos por esta misa que se realizó en un lugar poco convencional, pero con un alto significado para toda la comunidad por el cariño que siente por el cantante. Asimismo daban las gracias por poder también desde la fe, recordar a Sandro.
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