Es que por lo que se ve, hemos de llegar maltrechos a las urnas si obnubilados por las elecciones próximas nadie le pone freno a la ansiedad y a la especulación tanto como para no caer en ese abismo del que no hay retorno: el ridículo.
El Poder parece una droga alucinógena que bloquea la capacidad de razonamiento de quienes lo detentan, y así es como casi nadie escapa de un estado de sopor y excitación alternativos que hace que los errores y los horrores se adueñen del escenario.
Es como una corrosión que debilita las estructuras del ordenamiento lógico, de la necesaria sensatez y de la imprescindible capacidad de imponer autoridad y orden sin caer en excesos ni por abundancia ni por escasez. Para ser más prácticos, pensemos en actitudes y protagonistas conocidos.
Macri, que tiene pretensiones de calzarse la banda, ha caído en infantilismos políticos que si hubiera cometido durante su presidencia en Boca Juniors, seguro que los xeneises estarían hoy jugando en Primera B.
La designación del “Fino” Palacios al frente de la Policía Metropolitana y su secuela de escuchas telefónicas y demás irregularidades lo mostraron como un mediocre aprendiz.
Si agregamos el episodio Posse como Ministro de Educación que no alcanzó a completar la quincena y terminamos con el responsable de las Relaciones Internacionales del PRO, Diego Guelar, reivindicando la amnistía para los dictadores, debemos decir que algo les pasa a los que asumen responsabilidades importantes y aspiran alcanzar otras aún mayores.
No de casualidad Gabriela michetti se ha llamado a silencio y ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar.
No es sólo mal de los porteños.
Nosotros, los bonaerenses, podríamos escribir una enciclopedia de varios tomos, como las de antes.
El pobre Gobernador ha preferido someterse al yugo kirchnerista con tanta o más fidelidad que lo hiciera antes con las lanchas y luego con Menem.
Se burló de todos con su absurda y además fracasada candidatura testimonial, aceptó sumisamente la orden de no alterar el plan presidencial de reforma política y su mensaje al estilo de un pastor electrónico diciendo su monólogo de fe, optimismo, aire puro y buenas ondas no logra ni logrará frenar la violencia que crece tanto o más que el deterioro de su persona y de su gobierno.
Las cuentas del collar de la torpezas serían interminables. Por eso y sólo a modo de un ejemplo más, el caso que tiene por protagonista al hasta este momento, (jueves a las 14,30 hs.), Presidente del Banco Central Martín Redrado, completa el muestrario de encandilamiento que parece quitar agudeza y ángulo de perspectiva en los que mandan.
Ahora resulta que el joven brillante egresado de Harvard que fuera estrella del equipo de Cavallo en tiempos de Menem, que vistiera de elegancia y solidez técnica a la política monetaria de este Gobierno de ella igual que antes al de él, es un diablo que no entiende que lo importante no es cumplir las leyes sino someterse a la voluntad de la reina que, a su vez, se somete a la del rey.
Nadie duda, por supuesto, que detrás del rimbombante título de Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad,(FOBIDE), se esconde la desesperación de tener caja abundante para comprar votos , con las cuentas ya sacadas de que lo que había en junio del año pasado, que no era poco, no alcanzó.
Las actuaciones de los bufones, anunciando la aceptación de una renuncia nunca presentada o vociferando la designación de un remplazo no aceptado, son apenas condimentos trágicos de una comedia de poca monta.
En fin, son tantas las torpezas que hasta lo de Cobos, que es opositor de sí mismo habida cuenta su rol institucional, pasa casi desapercibido.
Para su suerte, además, se encuentra este mendocino con la facilidad de que el camino se le allana solo porque ya hay algunos que han declinado competir dentro de su partido de origen en la carrera presidencial.
Claro que lo hacen con los mismos fundamentos con que desde esta columna se desecha de antemano la eventualidad de ganar el Pulitzer. Solo nos resta espe
rar que a nosotros, los que somos ciudadanos, que no es poco, nos alumbre el sol y no nos encandile el Poder.
SiGesellnoticias