Es por eso que determinó prohibir el matrimonio.
Así fue que Valentín, un obispo cristiano, disconforme con tamaña decisión, comenzó secretamente a unir en sagrado matrimonio a las parejas de jóvenes enamorados que a él acudían .
Cuando Claudio III se enteró detuvo a Valentín y lo presionó para que renunciara al cristianismo, pero ante la negativa de éste, lo condenó a morir.
Fue durante las últimas semanas de su vida que uno de sus carceleros reconoció en Valentín a un hombre de letras y llevó a su hija Julia -ciega de nacimiento- para que reciba lecciones de él.
Así, Valentín le leyó cuentos de la historia romana, le enseñó aritmética y le habló de Dios. Julia aprendió a ver el mundo a través de los ojos de Valentín, hasta que finalmente las sucesivas súplicas de la joven por contar con el sentido de la visión fueron escuchadas.
En la víspera de su muerte, Valentín le escribió una última carta a Julia pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios y la firmó "De tu Valentín", sin saber que daba origen a la tradición de enviar mensajes de amor en esa fecha.
Valentín fue ejecutado al día siguiente, el 14 de febrero del año 270, cerca de una puerta que más tarde fuera nombrada Puerta de Valentín para honrar su memoria.
El Día de San Valentín, en la actualidad, se celebra mediante el intercambio de notas de amor conocidas como "valentines", con dibujos como la forma simbólica del corazón y Cupido. Desde el siglo XIX se introdujo el intercambio de postales producidas masivamente, práctica a la que se sumó luego dar otro tipo de regalos como rosas y chocolates, normalmente regalados a las mujeres por los hombres.
Fuente: propia e Infobae.com
Poesía y primavera,
Junto a candores y anhelos
Libraron sus huellas
Tras el silencioso
Deambular de los amantes del mundo
Todo ello es……..
Cuando el universo suma dos.
Del efímero crepúsculo
Y estrellado advenir
En aquel pudoroso encuentro
De labios que besan
Eso es lo nuevo renovando al mundo.
Porque lo nuevo creó, ¡todo de nuevo!
Y la trashumancia celeste
De expandirnos o contraernos
¡Nunca tan insignificante como ahora!
Pues la luna, el mar, la duna y la noche
Dejaron de ser atributos cósmicos
Para ser propiedades nuestras.
Y sólo bastaron dos cosas.
O la tuya y la mía.
Juan Oviedo
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