Tanto fue el apuro que el presidente del cuerpo, Gustavo Barrera, no tomó la votación de la oposición, ni cerró la sesión que tecnicamente quedó cerrada a medianoche, y "los asuntos pendientes deberán incluirse en el órden del día de la próxima sesión", según lo establece el reglamento interno.
La sesión fue convocada por cinco (uno más de lo que establece la ley) concejales de los bloques radical y Acuerdo Cívico, y tuvo una primera negativa del presidente del concejo, Gustavo Barrera. La oposición planteó la nulidad de la negativa, y finalmente Barrera convocó.
Hasta donde pudimos averiguar, la convocatoria de Barrera fue resistida dentro del Concejo por el ernetismo ortodoxo, que le cuestionó esta resolución. Tal es así que en sesión la presidente del Bloque de Concejales del frente para la Victoria, Mabel Llompardt, "retó" al propio Barrera, que no había votado con el bloque la negativa.
Esta situación de nerviosismo arrastró y torno desprolija el final del episodio. Quedó en evidencia además el abandono de su sitial del secretario del Cuerpo, que habiendo concejales haciendo uso de la palabra en minoría, abandonó la secretaria.
La sesión quedó sin quorum, y concejales de la oposición hicieron uso de la palabra Tecnicamente, la sesión quedó levantada a la media noche, y según lo establece el reglamento interno en su articulo 115, los asuntos pendientes pasan a firmar el órden del día de la próxima sesión.
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