Para enmarcar la ceremonia en el estilo fastuoso que le es propio, no de casualidad el acto comenzó a las 18 hs., apenas dos horas después del cierre de las negociaciones salariales que acordaron el Ministro de Educación con los 5 sindicatos docentes de jurisdicción nacional.
Este acuerdo es apenas un trámite formal, por cuanto el Estado Nacional no tiene un solo maestro como empleado propio, por lo que las conversaciones en serio comenzaron ayer con los 108 sindicatos que actúan en cada una de las Provincias.
La primera parte del anuncio estuvo a cargo del Ministro del área, Alberto Silione, quien dijo que “queremos una escuela que respete los valores de los jóvenes”. La afirmación es cuanto menos confusa, porque no parecen ser los mejores los valores que orientan los comportamientos juveniles.
Inmediatamente se atajó explicando exactamente lo contrario al afirmar que deberá reivindicarse la potestad de los adultos para manejar las escuelas, con lo que queda claro que si alguien pretende hacerle caso al Ministro se encontrará como María La Paz, dando un paso adelante y dos pasos atrás.
Cuánto mejor hubiera sido escucharle decir que la Educación es siempre una relación asimétrica, donde hay un maestro que enseña y un alumno que aprende.
En el marco de la solemnidad del ámbito y el contenido del encuentro y antes de la intervención de la Presidenta, se proyectó un video del futbolista de Boca Martín Palermo diciendo que él se había llevado materias a diciembre, a marzo y también previas.
“Yo nunca me llevé ninguna materia”, arrancó la Presidenta con la arrogancia del que ha hecho un gol después de gambetear a media defensa contraria.
En ese estilo se anunció la implementación de una reforma educativa, otra más, como quien avisa que para mirar a través de una puerta cerrada, primero hay que abrirla. Naturalmente no fueron ajenas al discurso presidencial las cifras de inversión previstas, la cita de cambos de contenidos curriculares, de avances y mejoramiento en la infraestructura, la distribución de elementos tecnológicos y todas esas cosas que suenan lindas pero devienen huecas al final del circuito.
Se trató, en definitiva, de un acto más de la tragedia anual de los febreros, que son el round final en que, como compradores y vendedores en un remate, sindicalistas y autoridades luchan por unos pesos más o menos, Sin que otra cosa le interese a nadie.
El sueldo y los famosos 180 días de clase se han transformado en dos deidades que han desplazado el sentido real de la Educación, que no es otro que enseñarle a los chicos a sumar, restar, dividir, multiplicar, leer, escribir y hablar.
Con esas simples herramientas cada uno hará después tanto como sea capaz.
No hace falta ser un especialista para medir el resultado del paso por las aulas.
De hecho, destacados especialistas también lo hacen, pero con el simple acto de sentar un hijo, un sobrino o un nieto frente a un cuaderno y hacerle un breve dictado, unas pocas cuentas y pedirle una simple lectura acorde a su edad, nos sobra para darnos cuenta que hace falta mucho más que un discurso de circunstancia y un video del goleador.
Como todo gobierno conservador, se ha optado por hacer aparecer difíciles las cosas más fáciles, porque esa es una forma de alejar al común de la gente del tratamiento de los temas de interés.
A modo de ejemplo, veamos como se llaman algunas de las materias que se dictan hoy en los Institutos de Formación Docente de nuestra Provincia: Perspectiva Pedagógico-Didáctica, Perspectiva Espacio Temporal Mundial, Integración Areal, Perspectiva Filosófico-Pedagógica, Perspectiva Espacio Temporal de Argentina y América, Perspectiva Socio Política.
Si las Materias fueran Matemática, Castellano, Ciencias Naturales y hasta “Desenvolvimiento”, (con “v labio dental” como jocosamente nos lo recordara una actriz en el exitoso café concert que vimos días atrás), es posible que los exámenes de ingreso en las Facultades no fueran el desastre que son.
Y no es que lo pasado sea mejor.
Lo mejor sí lo es …
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