Uno por uno, cada anuncio cayó víctima de las debilidades que, paso a paso, (parafraseando al gran “Mostaza” Merlo), van corriendo el velo camino de su exhibición plena.
Para respetar el orden cronológico, debemos comenzar por el acto de asunción de la Presidencia del Peronismo de la Provincia por parte del voraz Hugo Moyano.
No parece alocado imaginar que el clima de fiesta forzada que rodeó al palco con un grupo de activistas apenas un poco superior en número que el de policías movilizados para evitar tumultos produjo una sensación contraria en la gente que lo vio por televisión.
Y no solo en los que no pertenecen al Partido Político dueño del escenario, sino también entre los que se sienten parte de sus filas pero no creen que sea este el hombre al que deben obedecer en su condición de Jefe.
De hecho, las presencias de Kirchner y Scioli no alcanzaron para disimular la ausencia de los Intendentes más importantes del conurbano y los del interior, que claramente expresaron de esta forma su rechazo al copamiento moyanista del aparato partidario.
A la misma hora y a unas 15 cuadras del palco de Moyano, los trabajadores de la UOCRA liderados por Juan Pablo “Pata” Medina se encargaron de testimoniar que no son todos ni tantos los que se alinean detrás de la autoridad formal del Peronismo bonaerense.
Los cánticos que acompañaron el discurso del dirigente del gremio de la construcción no permiten imaginar solidaridades ni sumisiones.
Más tarde, en la Casa Rosada, se llevó a cabo el promocionado acto de presentación del documento “Papel Prensa: la verdad”, a cargo de la Jefa del Estado bajo la atenta mirada de Andrea del Boca y Gastón Pauls.
Las jornadas previas habían servido para generar un clima de ansiedad y expectativa notables, por cuanto los anuncios oficiales sugerían que la denuncia habría de ser lapidaria, inobjetable y definitiva.
Superada la presentación, una honda decepción ha invadido el ánimo de los que imaginaron que los directivos de Clarín y La Nación terminarían azotados en la Plaza de Mayo.
La dictadura militar solía utilizar la práctica aberrante de simulacros de fusilamiento para quebrar las reservas de ánimo de sus víctimas.
Un amigo detenido/desaparecido sufrió esa práctica por lo que quien esto escribe puede dar fe de sus experiencias lacerantes.
Con Clarín y La Nación el Gobierno hizo lo mismo.
Simuló su fusilamiento antes de la presentación de la denuncia pero luego, seguramente porque se dieron cuenta que el informe tenía burdas fisuras, dieron marcha atrás.
Esto, la marcha atrás, sería finalmente la única diferencia metodológica con la dictadura.
Posiblemente supieron de la carta de Isidoro Gravier, publicada un día después del errático discurso de la Presidenta, que por sí sola alcanza y sobra para dar por tierra con la fábula oficial.
Para completar las torpezas, hay que agregar que el proyecto de ley que dicen enviarán al Congreso con la idea de intervenir en la producción y comercialización de pasta celulosa contraría convenios internacionales que tienen rango constitucional.
La debilidad argumental y la infantilidad en la forma de actuación muestran un estado de deterioro progresivo.
Bastardear la bandera de los Derechos Humanos para intentar un dibujo instrumental que determine la imprescriptibilidad de causas que fueron desmentidas por los supuestos afectados, (Isidoro y María Luz Gravier), testimonian una crisis terminal de un grupo que ha arriado una bandera inmaculada que se alzó limpia cuando Alfonsín sentó en el banquillo de los acusados a los miembros de la junta militar y que hoy se pretende emplear al servicio de una estrategia menor que sólo procura justificar impedimentos para el ejercicio de la libertad de prensa y facilitar el desarrollo de la prensa adicta.
Tal es el grado de derrumbe que la misma Presidenta se encargó de mostrar sus dificultades ya irreparables.
Sólo así puede entenderse que para dar término a lo que se anunció como un acto medular de su gestión, termine diciendo loas, merecidas, para el joven atleta Braian Toledo, medalla de oro en lanzamiento de jabalina en las Olimpiadas de la Juventud en Singapur.
No hay más remedio que esperar que la sociedad sea capaz de tirar estas prácticas políticas tan lejos como Braian tira la jabalina …
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