Con esta convicción y amparados por las autoridades municipales –léase el Doctor Intendente, Jorge Rodriguez Erneta y su Secretario de Gobierno, Osvaldo Tavarone-, opusieron a los manifestantes por la inseguridad reinante en Villa Gesell, un vallado de matones encabezado por Alfredo Leali y Patricio Proto, que se instaló en la puerta del edificio municipal para defenderlo, se supone, de una posible invasión de los vecinos. Vecinos que no es la primera vez que manifiestan reclamando por el mismo tema y que nunca mostraron un grado de hostilidad tal, como para que la patota ernetista pudiera temer por la seguridad de los bienes municipales o, en última instancia, de su amado jefe.
Es archisabido que las movilizaciones por la seguridad se realizan pacíficamente y sin ánimos invasivos ni destructivos, por lo que cabe preguntarse si los “custodios municipales” no habrían aprovechado las órdenes superiores de no dejar pasar a nadie a cualquier precio, para hacer una demostración de entrega total a sus jefes políticos, que son en definitiva, los que les permiten mantener un nivel de vida muy superior al de cualquier empleado municipal, cambiar de auto y/o de vivienda, entre otras ventajas adicionales.
En este marco y con esta disposición por parte de los funcionarios de la Gestión, se entiende perfectamente el cabezazo que Alfredo Leali le propinó a Juan Fuchs, un golpe artero y cobarde pues el agredido nunca está preparado para ser atacado de esa manera, y la agresión verbal que sufrió el colega Julio Carabajal de parte de Julián Kepchum, integrante de la Juventud Peronista local, que, si lo que pinta madura, se podría transformar en una verdadera escuela de matones políticos.
Nótese que Alfredo Leali recurió al plural para amenazar a Olivera, dando muestras, una vez más, de una actitud tan cobarde como la de la situación anterior frente a la municipalidad. Cualquier hombre que defienda una posición o una idea o lo que fuere, hablaría en primera persona y no se escondería detrás del “nosotros”. Lo que demuestra que Leali es como el chocolate: Se la da de guapo cuando viene en barra.
Guillermo Burnet
SiGesellnoticias