A primera instancia se podría categorizar como una de nuestras grandes paradojas actuales ese denominado punto de vista, ya que su triunfo lo ha llevado a imponerse y por lo tanto a ser escucharlo y así, instalar lo relativo como absoluto en dimensiones que se supone, deben ser trazadas desde el saber que justamente combate a lo relativo, tal es la paradoja.
Porque en el nivel del punto de vista, todo queda sujeto a la mirada del autor, del hablante, del emisor ya que lo que prima es decir lo que se piensa, hacer pública una postura pero fundamentalmente, que lo que se diga no sea puesto en tela de juicio porque ese contenido ha adquirido cierta inmunidad a la crítica porque ha quedado legitimado por el principio del punto de vista, así, lo cierto, lo veraz queda instalado automáticamente desde esa petición de principio que se ha hecho del punto de vista.
Ahora, todo punto de vista no sólo emite opinión de algo sino -y aquí esta lo interesante-, enfatiza a quien lo dice, esta premisa de justificar el derecho de la opinión rescatando singularidades implica una concepción iusnaturalista.
No obstante que el derecho a la opinión aluda al hecho de formar opinión, tal derecho, ¿es trasladable al decir?, porque formar opinión y decirla son aspectos distintos, como ejemplo notamos que los espacios abiertos al decir como pueden ser los mediáticos, no implican una masividad al servicio de la opinión general.
Justificado desde la concepción iusnaturalista, el punto de vista se ha impuesto sin más, asociando la forma de ser a la manera de pensar, donde cada persona que se aventure a decir, a expresar, a socializar lo suyo, podrá ser escuchada, no obstante, esto implica entrar en cierta controversia porque el iusnaturalismo no involucra la unidad entre ser y pensar ya que esta es una concepción logocéntrica inaugurado por el venerable Parménides hace tiempo ya.
Pues en uno, prevalece lo humano y en otro lo lógica.
Ahora, lo que debemos rescatar es que todo punto de vista vehiculiza juicios acerca de alguien, algo o algún segmento de la realidad, entonces, eso determina que deba perder su relatividad para adquirir precisión cognoscitiva pero claro, eso lo anularía como tal.
Estamos frente al hondo significado que del usted y su decir pasar a la importancia de lo dicho, y generar una bendición limitante a la justificación del punto de vista y su decir, que todo pavota y pavote por razones de contingencia electoral o mediática desde el universal mundano y la particularidad geselina, ejercen sin cesar.
Ser ganados por el punto de vista equivale a instalar el escepticismo gnoseológico (lo que para unos puede ser verdadero, para otros puede ser falso), pivotando desde el laxo pensar, embotador, reproductivo, fácil, retórico y vago, fundamento de la relatividad que constituye todo punto de vista.
Aunque, lo cabal del mismo se manifieste cuando es aplicado a un tercero y decirle “es tu punto de vista”, como ejercicio logocéntrico que mimetiza el ser con el pensar. Así, el intrincado logocentrismo no enfatiza lo dicho sino quien lo dice pero por lo que dijo y en tal denuncia, la asepsia como posibilidad.
Juan Oviedo .
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