y su actuar deteniendo ancianos.
No importa que los detenidos fueren pioneros, porque este tipo de policía no está para pensar ni reconocer sino para actuar, vale decir, obedecer, el significado profundo del obedecer es negar el pensamiento y el posible acuerdo o consenso que significa pensar, quien está para obedecer, si o si, debe negar el pensar pero tal prerrogativa no queda en el sistema policiaco solamente sino en toda institución que implique cadena de mandos como pueden ser las escuelas, colegios, bajo el trasfondo de un sistema educativo.
Si bien señalamos las acciones de estas movilizaciones, ahora, lo interesante es el fundamento de tales acciones, se trata de cierta sensibilidad hacia el medio ambiente y el patrimonio de la playa geselina, y fuentes materiales de la economía local con un turismo pivotando en el sol y la playa.
Los ideólogos de estas movilizaciones, ¿son ellos concesionarios, mantienen intereses comerciales en la playa, son testaferros de algún futuro negociado?, nada parece indicar que exista algo así de fondo sino que estamos ante genuinas representaciones de defensores del medio y su correspondiente sensibilidad de fondo por el medio y la playa.
La sensibilidad emerge ante un determinado valor, y cuando se atropella tal valor, entonces, aquella detona y se expresa. Las formas de expresión de toda sensibilidad violentada son varias como discursos, movilizaciones, encuentros escénicos, participación comunitaria, registro mediático etc., todo al servicio para denunciar el atropello cometido hacia ese valor, por ello, nada mejor para determinar los valores de una comunidad que estar atento a sus movilizaciones, porque éstas expresan -sensibilidad de por medio-, el valor que defiende.
A ver, repasemos las movilizaciones en esta Villa Gesell y contemos: la suba de tasas, reclamos ante la inseguridad, por el médano y la niña desaparecida, a grandes rasgos tales fueron esas movilizaciones y no ponemos cantidades que según algunos la legitiman o no, ahora, rescate usted los valores de fondo que defienden tales manifestaciones y tendrá una leve idea de los valores que trazan al pueblo como colectivo.
Y sin embargo, no vi movilización alguna por el hambre cotidiano ni por la falta de empleo, ni por romper el modelo de tres meses de trabajo y las nueve restantes de changas, ni por la falta de oportunidad de la comunidad hacia la totalidad de sus jóvenes, ni solidaridad de aquellos que tienen labor todo el año hacia aquellos que no, ni condena ni repudio colectivo hacia aquellos que se oponen a tal colectivo.
Ni vi manifestación alguna por la ausencia de fuerzas barriales tejiendo redes, contenerse y luchar por un futuro mejor como barrio y no como apellido solitario que nunca es solidario, ni que nadie enseñara a los niños manifestarse en colectivo para reclamar a los adultos ejemplos de lo colectivo.
Pero por sobre todas las cosas, jamás vi a nadie manifestarse en contra del ¡sálvese quien pueda!, porque por cada uno que lo hace, hunde a otros muchos por la riqueza acumulada de explotar al otro.
No vi tales manifestaciones de tales sensibilidades.
Y quien piense que se trata de elección de valores, no se engañe amigo mío, no se trata de eso, sino de algo más radical, su existencia o no.
Juan Oviedo. (escribir al autor)
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