como transito a un estadio superior según la teoría marxista parece imposible de por sí, si embargo Cuba, se erige en Latinoamérica como el único país resistente a las mutaciones que el capitalismo viene realizando y condición histórica generadora de desigual y de pobreza. Cuba le dice NO a ese imperialismo de ayer e insertado en esta globalización de hoy porque en el fondo, allí se halla ese eterno enemigo de la gente y de los pueblos, como condición salvaje e irracional.
Pero Cuba, también es nación y aquí nos pronunciamos por algo intangible como aluden los conceptos de pueblo o ciudadanía, ahora, si nos preguntamos por la mujer y el hombre cubano de todos los días, nos preguntamos por ese algo concreto y aquí aludimos a las condiciones materiales que los posibilitan como seres de carne y hueso que puedan vivir, comer, pensar y desarrollarse como tal.
Sin la otrora ayuda del bloque soviético y con un boicot económico persistente por la primera potencia por un lapso de más de cincuenta años, Cuba se halla en la imperiosa necesidad de abrirse a un capitalismo porque el estado ya no puede mantener a una mano de obra cercana al número de 1.500.000 cubanos, por lo tanto, estas nuevas condiciones se entrelazan a dos conceptos básicos al ser cubano: socialismo y revolución, y momento de la pregunta, ¿ellos están amenazados?
La importancia de las condiciones materiales es algo que el gobierno cubano siempre hubo de apreciar como algo sustancial, hasta el punto que las autoridades cubanas han entendido que el modelo actual es insuficiente en su camino al desarrollo, pues si la revolución depuso a Batista y encumbró a Castro, una ideología se hallaba y halla como trasfondo a tales apellidos, donde el nuevo trasfondo buscó categorizar en las conciencias cubanas la importancia de lo colectivo como experiencias posrevolucionarias, y reflejado en las condiciones materiales hubo de dar como resultado al socialismo.
Porque del hecho revolución y la palabra revolución desglosa una realidad en material y simbólica, pero seamos claros, la categoría del símbolo pivota sobre la cosa, como el hecho inicial de esa revolución implicó el hecho armado y tras la toma del estado, debió dar paso a la colectivización de las condiciones materiales de producción, educación, vivienda y salud.
Por eso la pregunta de la amenaza que implicaría tal apertura, pues, ¿pondría en jaque a los lineamientos categoriales de la revolución cubana?, porque desde una categoría semántica el estado cubano bien podría transitar una definición de revolución como mero designado sin denotado alguno, vale decir, un concepto de revolución sin soporte material.
Sin embargo, la apertura al capitalismo que si o si deberá el gobierno cubano transitar no necesariamente habrá de implicar que adopte la ideología que tal concepto conlleva, sino adoptar el capitalismo como una práctica económica, un capitalismo si se me permite la expresión, hacerlo a la cubana y de esa forma neutralizar, lo que subliminalmente significa ideológicamente el capitalismo
Dadas estas condiciones nuevas en la sociedad cubana que representará tal apertura, nos hallaríamos con un capitalismo al servicio de un socialismo o si se quiere, una práctica económica capitalista funcional a los principios socialistas y de esa forma, la revolución, continuar con sus lineamientos.
Enfatizar el hecho material de un capitalismo a la cubana significa que será el estado quien ponga las condiciones a las fuerzas productivas y no los intereses privados de empresas o compañías imponerlas ellas, ese hecho significa poner al servicio de la revolución recursos, bienes e ingresos, y anular la categoría de la ideología capitalista machacando a las conciencia del pueblo cubano.
Por lo cual, el a-priori categorial de la revolución implicaría hoy día una realidad material más individualizada pero, sin perder de fondo la importancia de la experiencia colectivizada, porque es desde aquí donde se construye el universo cubano, apelando a lo subliminal de la cultura, a las fuerzas de la educación y la formación, al consenso de las opiniones, a las capacitaciones permanentes, en definitiva, al eterno retorno de lo cubano: el socialismo revolucionario.
Cultura, acuerdos, capacitación, consulta y decisión popular, algo tan extraño en estas construcciones burguesas como son los pueblos costeros de la costa bonaerense con sociedades prisioneras de recursos estacionales, cuya recesión las condena a la apatía, a la dependencia y a la sumisión de ser mera mano de obra barata, al servicio de dueños, patrones y turistas burgueses.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias