Pues, tal saturación instala lo obvio, vaya con esta hermosa palabrita que se las trae, ideólogos, manipuladores y operadores políticos bien la conocen al utilizarla de continuo para lograr sus efectos de desterrar a lo crítico, la repetición y fundamento de la devenida obviedad naturaliza lo repetido como realidad frecuentada.
Lo contingente, algo que puede o no puede estar y factor necesario a lo posible en toda realidad, ser combatida desde lo obvio, lo contingente, respeta a la realidad pero lo obvio, es imposición por repetición y reiteración de lo real, provocando la monotonía de lo mismo y su consiguiente esfumar.
Vayamos a los ejemplos, piqueteros, cartoneros, desocupación, golpes militares, corrupción, mentiras, impunidad, inseguridad, huelgas, cortes, todas expresiones que han perdido su efecto provocador en las conciencias lectoras, desde la emergencia de sus hechos y tratamiento mediático, perdieron el efecto inicial de ser contingencia para instalarse como reiteración construyendo obviedad.
Pasemos a Villa Gesell y así, embusteros, manipuladores, colaboracionistas, marrones, trepadores, ¿llaman la atención?, no, ya están posicionados en el pueblo, uno los cruza, le hablan a uno, lo saludan o lo ignoran, lo señalan o no, se mira para arriba, para abajo, para el costado y están, a lo largo de la tres en lo escaso de la playa y en los barrios de antes, de ahora y del futuro están, en los negocios, comercios e instituciones están, tanta obviedad y tanta cantidad han terminado por configurar a la realidad del pueblo.
Escenario en donde todos se conocen y juegan lo mismo de instalar lo respetable, el honor, la palabra, ¿y para qué?, para perpetuarse en la obviedad, al posicionar lo indigno y la condición deleznable de faltar a la palabra, en la reiteración de lo mismo obtienen su ansiada obviedad y realidad naturalizada.
¿Entonces que? y fundamento de la poesía social, que no es poesía burguesa porque ésta, a igual que lo mediático, mira para otro lado y no mira el dolor ajeno que los burgueses destinan, poesía burguesa que repite y oculta colaborando con lo obvio. Poesía social como un decir diferente, poesía social y martillaje a la conciencia en distinto poetizar.
Pero no me engañas maldita/to, no me engañas
Tus pensamientos sociales, tus gestos comunitarios
Tus citaciones revolucionarias y tu aire combativo
Es el disfraz para ocultar tu condición trepadora
De sacar beneficios en el dolor ajeno
E hipócritamente declarado tuyo
Y mil veces maldita/to por esto que haces sin cesar.
Te declaras luchadora/dor, compañera/ro, camarada etc.
Sólo para llamar la atención de aquel y te eleve
A la posición que deseas llegar: poder
Ya sea como función, detrás de un escritorio, o un bureau
Una mención, un decidir, un influir, eso
O cualquier cosa que implique subyugar a terceros.
Fuiste JP, fuiste de izquierda, la o el primero en la línea
Simbólica, material o luchadora, la o el primer demócrata
La o el luchadora/dor denodado por y de todos los derechos posibles
La o el primera/ro en conmoverse por la precariedad existente
Pero no me engañas, maldita/to, no me engañas.
Eres un cáncer parapetado de toda institución estatal
Y sólo mediado desde tales lugares
Buscas lo institucional para instalarte en ella porque sin ella
Sólo como persona, sujeto, individuo, compañero etc. provocas rechazo
Una suerte de tufillo te rodea y señala tu condición rastrera
Hay un ¡no se que!, que te delata más allá de sonrisas y estereotipos
Buscando camuflarte y aprovecharte de lo desprevenido de la gente.
Maldita/to trepador que utilizas la desgracia ajena
Y te posicionas como redentor, salvador, guía, consejero, analista
Pensador, solidario, político, maestro, profesor y cuanto más……..
¡No me engañas maldita/to, no me engañas!
Juan Oviedo
SiGesellnoticias