determinaron que más del 85 por ciento de los bancos de ostras salvajes que existían en el mundo, se han perdido.
Para arribar a esta conclusión, el equipo examinó filones de ostra a través de 144 bahías y 44 ecorregiones. También estudiaron registros históricos y estadísticas, al tiempo de realizar muchas observaciones in situ.
La mayor parte de la cosecha mundial de ostras nativas provienen de cinco ecorregiones en los EE.UU., pero aún allí, la condición de los bancos son “pobres” o estas casi agotados, con excepción de los que se encuentran en el Golfo de México. La industria pesquera de ostra tiene “probablemente la última oportunidad de alcanzar la conservación de filones de ostra a gran escala y asegurarse una industria pescadera sostenible”, advirtió Arroyo.
Hace un siglo, la población de ostra que había podría filtrar el agua de la Bahía Chesapeake en tres días, pero según los estudios de la Dra. Sokolova, hoy con la población muy disminuida de ostras la calidad del agua es pobre y para filtrar la misma cantidad del agua, se necesita un año.
Además de la filtración del agua, las ostras crean una especie de filón del cual otras especies acuáticas dependen.
Las ostras proporcionan servicios ecosistémicos importantes, como la filtración de agua y alimento para la gente.
Los métodos actuales antiincrustante de ostras en los cascos de los barcos, están fabricados con productos tóxicos y los buques se recubren con esta pintura a base de cobre que mata a los organismos marinos en su estado larval.
Las ostras se adhieren para reproducirse y para protegerse de los depredadores y las grandes olas. Los arrecifes se extienden por kilómetros y filtran grandes volúmenes de agua, evitan la erosión y crean un muro de contención que fortalece las costas. Además, los arrecifes crean un hábitat para cientos de otras especies.
* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN -
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - de la UICN.
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas - RELAP -
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