Fue un grupo de amigas de la joven desaparecida la que inició la protesta pública: sin la familia y sin el estado. El propio intendente Jorge Rodriguez Erneta demoró cuatro meses (si: cuatro meses) en recibir por por primera vez a la mamá de la menor, en una evidente muestra de desinteres por el caso. Una mochila demasiado pesada para el Jefe Comunal, que intentó aliviar en su primer discurso este año en el Concejo deliberante, cuando dijo estar preocupado por el caso.
Paralelamente, cada uno de los que se han sumado a las protestas por el caso han recibido algún tipo de "sugerencia": el caso más notorio es el caso de Marcelo Di Luciano, que una vez sumado a los reclamos, recibió la calusura de su centro Cultural, al que el estado le desconoce ahora evidentes prestaciones a favor de Cultura Municipal, y paralelamente lo clausura por "deuda", que el propio Di Luciano reconoce como "canjeadas por el uso del Centro Cultural.
El último viernes volvieron las amiguitas de Agostina, y la protesta volvió a tener algo más de gente que lo habitual. Es por eso que se animaron a marchar en caravana por el centro de la Ciudad, ante la mirada de transeuntes y comerciantes que siguen mirando con ojos ajenos la falta de una menor, que bien puede ser la hija de cualquiera de nosotros.
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