La humanidad usa el mercurio desde hace 2000 años. Actualmente se emiten aproximadamente 2500 toneladas al año de mercurio al ambiente.
La contaminación con mercurio industrial se ha convertido en una amenaza grave, ya que cuando se emite a la atmósfera, principalmente por plantas químicas, fábricas y diversas industrias, puede trasladarse a grandes distancias.
El metilmercurio del sedimento es tomado por organismos microscópicos (plancton) que a su vez son el alimento de los peces pequeños y estos de los grandes, viajando a través de la cadena alimenticia hasta alcanzar el hombre, en donde aparecen las concentraciones más altas.
Este proceso es conocido con el nombre de "biomagnificación". Los peces predadores como los atunes grandes, tiburones, caballas, bonito, pez espada y los bagres pueden tener en sus cuerpos concentraciones hasta diez mil veces superiores a las del hábitat que los rodea.
Los seres humanos pueden ingerir niveles peligrosos de mercurio cuando consumen pescado contaminado con este metal. Como el metilmercurio no tiene olor, ni sabor, no es fácil de detectar y no puede ser eliminado descartando la piel u otras partes no comestibles del pescado.
Las concentraciones de mercurio en los peces usualmente exceden en gran medida las concentraciones en el agua donde viven.
El mercurio nunca desaparece del medio ambiente, asegurando que la contaminación de hoy seguirá siendo un problema en el futuro.
El metilmercurio no se acumula por igual en todos los animales sino que depende del comportamiento alimentario de éstos. De ahí que los niveles varíen de unas especies a otras.
Los contenidos de mercurio son más altos en el atún de aleta azul que en el de aleta amarilla.
Científicos de Estados Unidos concluyeron que algunas variantes del atún tienen alto contenido de mercurio.
La investigadora de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Estela Climent, asevera que “el metilmercurio no desaparece, pasa del organismo del pescado al organismo humano a través de la alimentación”. “La neurotoxina puede provocar diversas complicaciones de carácter neurológico y especialmente sería peligroso para las mujeres embarazadas, ya que el metilmercurio traspasaría la placenta alojándose en el sistema nervioso del feto y en el cerebro, el resultado serían distintos retrasos en las funciones motoras del futuro bebé”.
El pescado es el principal alimento portador de este metal pesado por su presencia en las aguas de los océanos. De hecho en las comunidades costeras los índices de mercurio en sangre son mayores a los de las comunidades interiores.
* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN -
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - de la UICN.
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas - RELAP -
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