La sucesión de noticias referidas a los diversos intentos de construir frentes partiendo de la mezquindad y la falta de los mínimos renunciamientos dilatan decisiones que, sin dudas, juegan a favor del oficialismo.
Como nada se sabe de programas concretos y se siguen anunciando reuniones convergentes de equipos técnicos que nadie conoce ni nadie hace conocer, todo se limita a largas y antiguas expresiones que solo llenan espacios públicos con discursos que a nadie atraen o, en todo caso, aburren a los pocos interesados.
En medio de este clima, el Gobierno se permite jugar con todos nosotros apelando a ridiculeces que pondrían colorado a cualquiera pero que en medio del vacío ni siquiera sirven para enojarnos.
Para la semana santa del año pasado se nos rieron con el “pescado para todos”, anunciado a $ 10,50 el Kg.
Nadie lo vio, nadie lo pescó y mucho menos nadie lo comió, salvo algún deportista afortunado que pudo sacar algún pejerrey en nuestra laguna, la de Chascomús.
Después fueron las “milanesas para todos” a $ 21,00 el Kg. para lo cual había que viajar al Mercado Central que, en nuestro caso, queda apenas a algo más de 100 Km. de distancia.
O se terminó el pan rallado o algo pasó, porque de las milanesas nadie se acuerda.
Vale agregar, además, que cuando la Presidenta las anunció con bombos y platillos a $ 21,00 acá estaban a $ 17,00 en cualquier carnicería.
El show de esta semana con el lanzamiento del programa “carne para todos” supera todos los cálculos.
Verla a la dama de negro rodeada de algunos Ministros y otros altos funcionarios eligiendo carne en el camión que le acercaron a la Plaza Garay frente a la explanada de la Casa de Gobierno fue verdaderamente risueño.
Lo primero que surge es la pregunta de cómo habrá hecho para elegir la mejor si lo que le habrán puesto a su disposición ya era todo lo mejor o, en todo caso, si así no fuera, cuesta imaginar que sepa distinguirla porque debe hacer un tiempo largo que no se engrasa los dedos en el mostrador de una carnicería o en la mesada de una cocina.
Nadie ha salido a explicar que un camión equipado como una carnicería ambulante es una burla si pensamos la incompatibilidad con el título del programa.
Porque resulta obvio que no puede suministrar carne para todos en un universo poblacional del conurbano que tiene más de 10millones de habitantes un camión al que, según lo anunciado, se le agregarán 4 más dentro de unos meses.
Ni que hablar del resto del País donde vivimos otros argentinos que parecen no existir en este juego burlón de la imagen y el relato.
Debe decirse, en honor a la verdad, que Este Gobierno puede darse estos lujos porque nadie le exige nada desde la vereda de enfrente, ocupada como está en jugar la más chiquita de ver como puede cada uno sacar una cuarta de ventaja en el juego menor de las candidaturas irresueltas.
Esta columna no quiere caer en la falta de respeto con que nos trata la dirigencia. Pero no hay más remedio que decir que para la parrillada del domingo no hemos de encontrar el asado a$ 10,50, el vacío a 12,65 o la entraña a 13,65 como figuran en el pizarrón de la “Carnicería Cristina”.
No nos enojemos con el carnicero que no tiene nada que ver.
La culpa no es del chancho, aquel afrodisíaco promocionado hace tiempo por la Presidenta, sino de los que le dan de comer.
Que no somos nosotros.
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