Claro, por lo general, se cree que lo vencido implica vencer a tal o cual apellido pre-candidato, puesto que la mirada frecuente jamás va más allá interrogando acerca de lo que se ha vencido como tampoco, por lo que se ha ganado.
Por lo tanto, vaya la pregunta que interroga en Villa Gesell, tras estas primarias, ¿qué se ha vencido?, ¿a la renovación, a la alternativa, a la propuesta distinta, al cambio?, de ser así, queda ya delimitado lo inútil de las elecciones en los próximos comicios en octubre para determinar la voluntad comunitaria, porque tal cambio ya ha sido vencido.
Pero ese análisis implicaría una linealidad entre lo que las cifras son y los motivos del voto ejercido, y no existe una relación análoga entre el dato y su interpretación, pues las cifras establecidas postulan a una voluntad satisfecha ante el oficialismo y cosa arto difícil de entender cuando nos hallamos en una sociedad estructuralmente carente y llena de insatisfacciones, por lo tanto esto rompe con la linealidad entre dato e interpretación.
Aunque, si la línea de análisis no se centra en la satisfacción pero sí en la carencia, entonces, se pueda explicar esa relación entre cifra e intensión.
Por el cual, deberemos centrarnos en el aspecto de la carencia y de la miseria cuyo reflejo, nos muestra a una sociedad mucho más sujeta al mercantilismo de lo que se pensaba y no sólo justificada en la temporada, donde todo se compra y todo se vende, y desde un contexto electoral, el oficialismo, interpretó mejor tal mentalidad del producto a venderse.
Las necesidades no satisfechas llevan a la pobreza y ya sabemos que ésta, es campo propicio para que se instale el mercantilismo, la voluntad, las ideas, los votos pueden ser elementos vendibles, así, esa peculiar mercancía quede determinada por el contexto, el momento y el comprador, la cita de estos dos supremos momentos: el de la oferta y de la demanda, aparte de la temporada emerge también en las elecciones.
Entonces, ¿hubo de percibir la sociedad entera que los candidatos perdedores representaban un cambio a sus costumbres mercantilistas?, no, porque de ser así no hubieran cobrado por sus servicios y los mercantilista, ¡sí hubieron de cobrar!, por lo tanto, tales hechos nos señalan una gran realidad: la del determinismo de todo recurso que nos dice, ¡quien más recursos posee, ese será quien gane!
Los recursos son materiales y el municipio en un generador de ellos, desde ese ámbito, las voluntades, lealtades, acatamientos son parte de esa sociedad mercantil y si sumamos a ello la fuerza de choque de matones, con sus aprietes y consabidas amenazas vale decir, el ala persuasiva del gobierno local, queda completado el círculo del poder.
Así, desde la utilización del dinero recaudado, junto a las condiciones represivas de sus matones e ideológicas con su saturante propaganda mediática, el oficialismo hubo de ejercer su oferta a la carente sociedad en estas elecciones, vale decir, desde una creciente ernetización posicionado en el escenario local, y que no será la del ernetismo, sino de una modalidad instalada progresivamente. Pues ernetismo designa a la función política encuadrada detrás del jefe comunal, mientras que la otra, la ernetización representa el uso y el abuso de las condiciones materiales y estratégicas del municipio a su servicio para perpetuarse en el poder y para ello, contar con la necesidad del mercantilismo reinante.
¿Quien perdió?, si lo que estaba en juego era el cambios de mano de esos recursos, entonces, no perdió nadie, porque fuere quien fuere el victorioso de turno no habrá de variar lo ya instalado, el mercantilismo y gobierno reinante, y desde tal óptica, ya pensando en octubre, los que realmente quieran tener una oportunidad seria para que esos recursos cambien de mano, deberán superar la actual oferta.
Entonces, ¿a qué se llamaría ganar o qué significaría un ganar en el actual estado de cosas?, que una vez por todo, el mercantilismo y aquellos que hacen de él un método a la perpetuidad: pierdan.
¿Y será alguna vez posible eso?.............................
Juan Oviedo
SiGesellnoticias