La realidad política y la numérica dicen que no suelen coincidir, aunque, en lo electoral parecen que si concilian, y cosa que cuestionamos desde ya con una simple pregunta, en Villa Gesell, ¡que se disputo?, ¿se plebiscito a la gestión o por el contrario, la oposición creyó en la posibilidad de un cambió de gobierno? Ni la una ni la otra.
Un simple principio de realidad nos sugiere -para los 8.820 votos sacados por el intendente Jorge Luis Rodríguez Erneta- a la palabra aparato, mientras que el caudal -de los 7.987 votos sacado por Jorge Martínez Salas-, como la de un mero tanteo, tal es lo que nos dice ese principio de realidad, el aparato y el tanteo, como dos tácticas al servicio de la estrategia final: el posicionamiento en el sillón del segundo piso, uno para mantenerse y el otro para llegar.
Así, la instancia inicial de postular a la gente votando y plebiscitando a la presente gestión, si hemos de tener en cuenta la exigua diferencia de los 833 sufragios, lo numérico desafía tal consideración, porque si Salas, hubiera logrado alianzas, acuerdos y consensos eso le hubiera permitido: alzarse con el triunfo. Por el cual, la tesis del plebiscito a la gestión no puede mantenerse, al ser falsada por lo numérico.
Entonces, ¡cómo se explican los 8.820 votos del oficialismo?: por el aparato.
¿Qué significa el aparato?, la construcción de una estructura electoral consistente en punteros paneando a sus electores, con municipales dependientes de la presente gestión, y la tácita condición de quedarse sin trabajo ante el cambio de la misma, una flota de remises presto a llevar a los votantes, dinero a familias díscolas a la hora de votar, propaganda, publicidad, aprietes y amenazas, arreglar con opositores partidarios y estar efectivamente en el manejo del poder municipal, (autogestión).
Los 833 votos de más entre los 1000 y pico más de votos sacados en relación a las elecciones de las primarias pasadas, señalan que el plebiscito jamás existió, sino lo que se impuso fue la función práctica del aparato.
¿Y el cambio de gobierno?, mera quimera si no se lograban esas alianzas que las primarias hubieron ya de señalar, es decir, trabajar para construir otro aparato electoral, porque creer que los votos irían a Salas por la mera condición de ser oposición, ponga usted el concepto o epíteto que quiera, tal ingenuidad lo habrá de marginar de toda posibilidad real.
Y aquí lo decimos con todas las letras, esta ingenuidad es típico de alguien que desconoce los vericuetos de tal estructura, carecedor de una disposición personal que provoque carisma, simpatía, empatía o temor, como también carente de una claridad conceptual acerca de lo que hay que hacer, todos elementos intervinientes en la construcción de un aparato electoral, y que no sólo señalan la incompetencia del candidato Salas sino que incluye también a su equipo de colaboradores que lo hubieron de acompañar.
Tan cerca desde lo cuantificable pero tan lejos desde las capacidades es lo que nos señalan esos 833 votos de diferencia. ¿Qué se voto?, no hubo plebiscito ni intento serio por un cambio de gobierno, el resultado es la presencia como la ausencia del aparato y de aquellos capaces como de los incapaces por construirlo.
Porque ¿quién puede dudar hoy día que la democracia es lo cuantificable?, y a tal fin, la creación de los pertinentes aparatos, mientras que todo lo demás, es, fue y será flatus vocis
Juan Oviedo
SiGesellnoticias