¿Existirá una debacle revolucionaria ante la incursión paulatina de un capitalismo donde el sentido de la propiedad privada, la acumulación de medios y la explotación del cubano por un salario que apenas alcance, ser vistos como fenómenos que se hallan ocultos ante la apariencia del progreso cuentapropistas, la del consumo de productos y la felicidad del tener?
Vale decir, ¿habrá una interpretación ideológica acerca de los fenómenos reales que implica el ejercicio pleno e irrestricto del capitalismo?, bueno, eso es lo que involucraría un levante de bloqueo, máxime cuando hoy día el estado cubano ante la necesidad de prescindir de un millón y medio de trabajadores aliente a la construcción de pequeñas empresas, pondere el cuentapropismo y conciba a la propiedad privada (si bien regulada en cantidad) como expresión legítima de todo habitante de la isla.
El brillo detona a las sensaciones y éstas, se alimentan mutuamente anestesiando a las conciencias vacías de otros contenidos que no pongan en su justa medida lo que toda sensación desmadra, y eso del equilibrio es posible ante un concepto básico llamado educación y llamado cultura con objetivos claros, el colectivo por sobre lo particular y primera pauta a considerar: el de resistencia a la apertura de par en par a un capitalismo que torne obsoleto el sentido revolucionario en Cuba.
En Cuba, los valores de la nación prontamente emergen como el valor de un pueblo que hace de la educación un sistema formativo y de su cultura un escenario de acción, por el cual se mixture y armonice algo que en sociedades individualistas están en oposición, se trata del amalgamiento de lo individual y de lo colectivo, por ello la confianza de la gente de poner en el lugar que corresponda al capitalismo ante un posible desbloqueo es total. ¿Esto qué significa?, solo verlo como práctica económica donde sus vicios y sus males que llevan a la contradicción de la pobreza en la riqueza, son expresión de una ideología que si o si habrá de atentar contra el sentido revolucionario cubano.
Dos estudiantes cubanos en la Universidad de La Habana
que amablemente se ofrecieron a recorrer las instalaciones
de la universidad
De allí que la educación no sólo es vía alternativa sino la única ¿y porque?, pues no hay otra ni existe opción para el cubano que logre un desarrollo en su sociedad que no sea la vía señalada, pues el crimen organizado, las drogas o la mera delincuencia directamente no existen, así, el mensaje es claro, nada de facilismos ni de actitudes parasitarias, todo debe conseguirse a través del esfuerzo, del estudio y de la vocación, como también la otra arista al servicio del desarrollo, la cultura, tiene su pertinente valor, puesto que ésta no es pasatiempo ni práctica ante una ociosidad asfixiante sino formación y espacio de participación vital.
Tales instancias son elementos fuertemente simbólicos y principios estatales gratuitos y obligatorios, dotando a cada sujeto de un capital cognoscitivo en un país socialista amenazado por su estilo de vida, que es seguir desarrollando su revolución donde la educación y la cultura forman parte de su ideario con sentido nacional.
Sin gratuidades algunas como son las escuelas que contienen, valorizando la importancia del conocer y no desde una ignorancia que juzga, con un humanismo centrado entre el respeto mutuo de alumnos y docentes sin que intervenga la cuota del subsidio ni la del privado, y con una cultura abierta a la creación sin que su práctica sea por una ociosidad insoportable y solo entretenga, la praxis revolucionaria asegura con tales hechos, la emergencia de sujetos prestos al discernimiento y que las asambleas cotidianas demandan, pero fundamentalmente, de cabezas resistentes a que lo particular se beneficie en pos del colectivo o del sálvese quien pueda, típico del ideario capitalista que regímenes bananeros adoptaron, adoptan y habrán de adoptar.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias