El calificativo de teórico obedece a la lectura de la realidad institucional que lejos de fortalecer y promover el Federalismo, ejecuta un sistema centralista y unitario que da razón a los que dicen que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”.
Es cierto que ha habido gestiones más blandas y más duras, de donde es fácil colegir que esta que hoy nos toca ha exacerbado el unitarismo hasta niveles nunca vistos.
Es muy fácil advertir que el Federalismo que se declama en los discursos y se fomenta desde Institutos que se presentan como revisionistas se da de bruces con el aspecto central de la idea federal más importante, que es el federalismo fiscal.
Cuando se llega a ese capítulo salta a la vista que quedan para las Provincias expresiones federales de su folklore, de sus fiestas regionales y sus artesanías, pero ”la platita” no se toca y viene toda para el Gobierno Nacional.
Apenas algo menos del 30% de los recursos vuelven a los Estados Provinciales y parte de ellos son luego goteados a los Municipios.
Este esquema pone a Gobernadores e Intendentes en la angustiosa situación de someterse a la voluntad del príncipe o verse excluido de los favores reales.
Ayer nomás pudimos ver a la Presidenta luciendo su cicatriz, mostrando su excelente estado de salud porque se quedó sin su tiroides pero nada más, en un acto en que reunió a sus aplaudidores para firmar convenios de obras públicas que en verdad en su mayoría deberían ser de exclusiva responsabilidad de las Provincias en primer término y de los Municipios luego.
No es una expresión de Federalismo que la Presidenta de la República le dé a un Intendente un cheque para que construya dos escuelas.
Este comportamiento puede sostenerse en la Constitución unitaria de Rivadavia de 1826pero no en la actual.
Alguien podría suponer que si así fuera, nada le quedaría por hacer al Gobierno Nacional.
No es así, obviamente.
Son muchas, arduas y desgastante sus tareas.
Lo que en verdad ocurre es que la escenografía y el relato oficial apuntan a distraernos de las cosas serias que pasan y no se atienden.
En la argentina hay un cerro riojano que se llama Famatina.
Una empresa canadiense, la Osisko Mining Corporation, intenta explorar el oro con un sistema de mega minería a cielo abierto altamente contaminante y dilapidador de un elemento clave y escaso en la zona como es el agua.
En un acto patriótico el pueblo ha bloqueado el acceso y está dispuesto a resistir la invasión.
El Gobernador oficialista, que durante la campaña electoral llenó sus discursos en contra de la explotación minera, es ahora uno de sus principales apoyos.
No está solo el Gobernador.
En conferencia de prensa vuelto de sus vacaciones, estuvo acompañado por el Diputado Nacional Jorge Yoma.
¿Se acuerdan de él?
Es el de los profusos bigotes y cantor de boleros que era más menemista que el mismísimo Carlos Menem, pero eso era antes.
Ahora fue embajador del kirchnerismo en México y “será lo que deba ser” para seguir siendo.
A la Presidenta de la Republica o en todo caso a su compañero de fórmula que ocupó su lugar, (no su sillón) durante la licencia médica, parece que le han comido la lengua los ratones.
Hay que avisarles que Famatina queda en la Argentina, que es la que ellos gobiernan.
Si se apropian desproporcionadamente de los recursos fiscales, deben también enterarse que le son propias estas invasiones del capitalismo salvaje que es eje de clases magistrales en foros internacionales pero que no provocan ni un gesto cuando los tenemos en el patio de nuestra casa.
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