En la pizca de tiempo transcurrido desde la asunción del Gobierno por la Presidenta en su segundo turno se han producido hechos que ya no pueden esconder ni los rigores del calor, ni el coro de aplaudidores ni el montaje escénico que rodea al palco oficial.
El estallido social en las comunidades de Catamarca y otras provincias andinas contra la explotación minera a cielo abierto han mostrado una Argentina oculta que está dispuesta a decir basta.
Exhibiendo una faceta propia de su naturaleza pero parcialmente disimulada hasta ahora, la persuasión trocó en balas de goma, perros de policía y bastones de madera dura.
Las escenas mostraron que el verso de la “no criminalización de la protesta social” fue pasado al archivo.
Peor aún es la aparición de la “gendarmería privada” que en Andalgalá, por ejemplo, dispone quien pasa y quien no sin uniformes ni coches identificables, como los viejos Falcon verdes.
El Gobierno Nacional nada dice y actúa como si esas provincias fueran parte de Burkina Faso, (África).
La Presidenta, mostrando que con o sin tiroides es lo mismo, se repite en su estilo que pretende ser adolescente sin darse cuenta que en todo caso lo es no por sus gracias discursivas sino por sus adolescencias conceptuales.
La más grotesca de las actuaciones es el paso de comedia vivido mediante teleconferencia con un rudo trabajador minero desde Olavarría.
Flanqueado por el Vicepresidente Boudou y el Intendente local, Antonio se mandó un discurso de fervoroso apoyo a las mineras internacionales y cargó duro contra ambientalistas y pueblos en la calle.
La Presidenta, a su turno, destacó sus dichos y lo colmó de elogios.
“Vox populi, vox Dei” le mandó. “Vos sí que sos un obrero”, completó su libreto la Jefa de Estado.
Resulta que Antonio no era Antonio, sino Armando Domínguez, ex presidente del Peronismo en Olavarría del cual hoy es Vicepresidente, dirigente de la AOMA, (asociación de obreros mineros de Argentina) de amplio conocimiento en la ciudad y otras Provincias mineras.
El Intendente José Eseverry, que estaba a su lado, abaló la mentira sin ponerse colorado porque ya no se puso colorado cuando del Radicalismo saltó al kirchnerismo de un solo envión.
La violencia en las provincias mineras está también en la Ciudad de Buenos Aires.
La forma de dispersión de los ex soldados movilizados cuando las Malvinas fue una clara demostración de que hay para todos.
Posiblemente no tengan razón en el reclamo, pero el hecho de no tener razón no parece suficiente para justificar que te partan la cabeza de un palo y te metan preso.
La Ministra Garré parece afectada de una disfonía total.
Como si fuera una novela de capítulos diarios, día a día el periodista de La Nación Hugo Alconada Monn denuncia con un estilo impecable e implacable los manejos turbios del apropiamiento de Ciccone Calcográfica por parte de dudosas maniobras de la que no es ajeno, por el contrario, el Vicepresidente Amado Boudou.
Los datos que aporta Alconada Monn son irrefutables y lo serán hasta tanto alguien, si se atreve, le sale al ruedo para proteger su honor.
Es claro que para a ello hay que tenerlo y tener también elementos que lo avalen.
Por el contrario, el Vice apareció en Calafate de jeans, remera negra con la inscripción en el pecho “Clarín miente” y zapatillas con colchón de aire cantando con “La mancha de Rolando” como si nada.
Se parece poco a Elpidio González, que fue Vice Presidente de la República como él y terminó sus días vendiendo cajitas de anilina”Colibrí” en la calle y solía llegarse hasta la Avda. De Mayo y Chacabuco a tomar una cerveza tirada en la desaparecida confitería “La Victoria”.
La denuncia de que la Gendarmería, que nació para proteger nuestras fronteras, está ejecutando el Proyecto X, que consiste en acumular datos de dirigentes sociales y políticos opositores es casi lo único que faltaba.
Y hay que decir casi, porque esta gente tiene una notable capacidad para superarse a ella misma.
Se puede estar o no de acuerdo con esta gestión de Gobierno.
Pero parece imprescindible requerir que no se pierda la seriedad propia de los cargos, de las Instituciones y de la sana convivencia.
Las chiquilinadas no son “progres”.
Son sólo chiquilinadas, y hay que entender que no estamos para esos lujos…
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