provenga de la intención de la persona que alquile, por el cual una correlatividad se produce entre inmueble e intención.
Aunque, también pueda romperse tal correlatividad, no debemos olvidar que el mundo es contingencia, donde lo azaroso, lo accidental y lo fortuito existen y por supuesto, personas intencionada a destruir lo correlativo.
Claro que los inmuebles y la pertinente intención, perduran según la función que desempeñan, como sucede con inmuebles donde se hallan escuelas, Municipalidad u organismos gubernamentales, por el contrario, con un negocio de venta de ropa en la Av. Tres, éste no perdure si no acierta con el mercado elegido, porque la función de los lugares públicos excede en importancia a la de los lugares privado, pero no obstante, detrás del publico en especial, se hallen personas incubando intenciones y si les acompaña algún poder de decisión, harán prevalecerlas como hacer desaparecer ciertos lugares privados, y atentar contra la correlatividad señalada.
Así, cuando un inmueble pierde su función, es porque aquello que lo habita ya no opera más, nótese la cantidad de inmuebles en el receso invernal del pueblo, esperando la renovada intención de todo propietario por alquilarlo, y para ello, la presencia de la nueva intención tras su futuro negocio.
Sin embargo, no todos los inmuebles alquilados para el ejercicio del negocio son meros negocios sujetos sólo a la actividad privada, sino que existen algunos con un ideario diferente y abierto a la participación comunitaria, presentando un espacio distinto para un producto también distinto y enmarcado en lo sensible como expresión de lo diferente, nos referimos a los productos artísticos como el canto, el lienzo y los plásticos, del teatro y la palabra, la música, el texto y del argumento, actividades creativas sujetas a un mercado no masificado.
Y aquí lo correlativo entre lugar e intención se liguen con total fuerza, por el cual se transforme en otra cosa, cuyo mejor vocablo lo defina el del escenario como lugar de apertura sin discriminación alguna, cuando la propuesta envuelve un producto donde medie si o si el entendimiento, la avidez por materializarlo y por el otro, una sensibilidad receptora que lo pueda apreciar.
Pero, los espacios tienen sus costos tal como significa todo alquiler y su correspondiente precio, pues en las cosas materiales la gratuidad no existe, así para mantenerlo se deje de lado la solidaridad y de curso la organización, se reemplace la limosna por una pequeña cuota de asociación, en asamblea entre socios discutiendo estrategias y precaverse de imposición personalistas y por último, personería jurídica como amparo a posible abuso institucional.
Un lugar de artistas locales abiertos a los zonales y nacionales, del intercambio que enriquece y el respeto por el trabajo que todo innovador merece, reconociendo la labor creativa y la posibilidad de generar un dinero, necesario para todo subsistir, dejando de lado envidias y celos, vanidades y ninguneadas, algo tan corriente que los artistas zonales están acostumbrados a sufrir y deben tolerar.
Aunque, tal espacio esté naciendo, ese escenario irá creciendo y ese lugar ya es un hecho, su nombre comercial es “El Ventanal”, y una segunda oportunidad se abre, en su propuesta para todos y ser defendido de tal forma, no por unos pocos sino como sitio de todos que acudieron, acuden y acudirán a él.
Pues, como dice el refrán, “cuando algo se pierde recién se lo valora”, la comunidad artística no lo interprete mera vidriera final a sus expresiones, sino como principio que aglutine voluntades dispersas por todo el pueblo y sus localidades también, voluntades que consideran al arte, su forma de vida, y de eso se trate “El Ventanal”.
Un espacio alérgico a intenciones políticas que busquen regularlo, cuya desaparición como inmueble, no hubo de quebrar la férrea intención de sus fundadores a mantener la expresión artística local, sin otorgar espacios a determinaciones políticas que buscaren de alguna forma controlar su labor como lugar independiente y de eso se trate “El Ventanal”, espacio que posicione en el pueblo, un mensaje de disidencia, rebelión, criticidad e insumisión o en otras palabras, la cultura siendo como debe ser.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias