del otro lado llevan nombres de hombres de ciencia de esa nacionalidad.
Hace unos pocos días nuestro satélite nos brindó el regalo de verla más grande y más luminosa que nunca, merced al acercamiento de unos 30.000 km., fenómeno que ha de repetirse dentro de 32 años cuando muchos ya no hemos de estar para contemplarla.
No hay aquí pretensiones propias de la ciencia astronómica.
No las hay tampoco poéticas, musicales o artísticas en general, aunque bueno es recordar que ese redondel amarillento suave y brillante ha inspirado a poetas, músicos y literatos para producir maravillas que alimentan la sed del corazón.
Más cerca de todos, ha sido ella la que ayudó a robar el primer beso, el primer suspiro y la primer caricia y muchas de las que siguen
Solo hay que estar listo y presto a aceptar su dulce ayuda.
Para la Política y los políticos es también un elemento de referencia.
Para unos, porque parecen vivir en la luna de Valencia, para otros porque se los ve poco de día y, por fin, para otros porque como ella prodigan su actividad y su presencia sirviendo a los buenos deseos de la comunidad.
La condición lunar de que sea siempre la misma cara la que se ve sirve para analizar el relato del Gobierno, empeñado en cantar maravillas cada vez más alejadas de la realidad y hacer como que el otro lado de la Luna no existe.
En verdad, parece que estamos por romper desde la Política la ley de la Naturaleza que nos niega la posibilidad de verla de un lado o del otro.
La maquinaria oficial de propaganda se ha empeñado en hacernos creer que la Luna que vemos es la de un País maravilloso nacido en 2003 y lanzado a la permanencia eterna de este turno del Poder.
La cara oculta de la Luna, esa en la que habitan la inflación, la violencia, la cada día más acelerada reducción de la actividad económica, la insatisfacción social, (ayer estuvieron de huelga bancarios, estatales, metalúrgicos, productores agropecuarios y cada día son más las fábricas que por retracción de la demanda o carencia de insumos que el Gobierno no deja importar despide o suspende obreros),está a la vista de todos menos de los que, encandilados por el fogonazo oficial y encarnizados en luchas intestinas, se niegan a admitirlo.
Hasta parece ociosa la ausencia de una oposición seria, porque como siempre que se construye un poder exagerado es éste mismo el que impone el camino de la autofagia.
“La Cámpora”, “la Kirchner” o “la Juan Domingo” harán, sin darse cuenta siquiera, lo que por ahí no alcanza a hacer la oposición.
Tal es el desborde emocional que ha invadido a los jefes políticos del oficialismo que el Senador Nacional Aníbal Fernández se ha superado a sí mismo calificando con un exabrupto a “la Juan Domingo”, comparándola con un término impropio de las cualidades de estadista del General.
No es del caso buscar refugio hasta que acampe la lluvia.
Sí lo es calzarse botas de goma y un impermeable para coordinar esfuerzos, ideas y equipos capaces de sostener el sistema democrático y usar las armas de que él nos mune para volver al camino de la seriedad y la cordura.
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