la historia de una alumna de San Juan, que había sido censurada en un acto por la Memoria.
Se trata de la figura de Micaela y dirigente de un movimiento provincial de alumnos secundarios, y sancionada en el mencionado colegio privado, donde termina sus estudios secundarios, por “hablar de la última dictadura” en palabras de Belén Icazatti, la mamá de Micaela.
Ante tales hechos, Micaela logró trascender a nivel nacional por el cual según sus propias palabra en un matutino aclaró su condición de militante en La Cámpora y “…. donde empecé a los 14 años a pelear por la justicia social, pasé por muchos lugares hasta encontrar un espacio donde me siento bien, pero lo importante de todo esto es que vamos todos hacia un mismo objetivo, sea el color que sea”.
Una sucesión de hechos se hallan encadenados en aquel citado acto, e incluyen a la pasada dictadura y a los cómplices de la misma, los abanderados por la democracia y la nueva militancia de los jóvenes, el panóptico eclesiástico y las autoridades en general, y por supuesto, las pertinentes instituciones que representan tales personas en este conglomerado de acontecimientos.
Por lo tanto la pregunta no tarde en llegar, ¿de que tratan en el fondo todos estos hechos, cual es el pertinente a destacar?, quizás la afirmación de la joven Micaela acerca de sus convicciones impliquen el eje del análisis a realizar, porque fue por sus convicciones lo que la motivaron a realizar el comentado acto.
¿Quien puede dudar que la dictadura pasada implicara convicciones y a cada uno que le toco vivir en ese tiempo colaboracionista o no, también cargó con ellas, y en la misma línea con cada autoridad que se halle al frente de toda institución, hacerlo desde sus convicciones?, por el cual el fundamento de la convicción para justificar un accionar de carácter político, social e institucional sí o si debe estar presente, y es por ello que toda convicción debe pasar a un segundo plano y señalar el sustrato de fondo de toda convicción: el ideológico.
Pues, al momento de las convicciones ¿que queremos decir con ellas?, se trata de una seguridad o certeza de alguien, por lo que piensa o siente, y tal convencimiento verse acerca de valores, verdades etc., claro que esos valores y verdades como fundamento de certezas, según la edad de los convencidos impliquen un mayor o menor contacto con lo real.
Ya que el convencimiento de un adolescente y de un adulto, aparte de involucrar distintos miradas también impliquen distintos grados de conexión con lo real, pues sus roles, funciones son diferentes, así, un idealismo y un realismo se disputen entre sí el liderazgo entre aquellos bajo el fermento de las convicciones y su contacto con lo real o quizás, la reactualización del ensayo de Rodó, en las figuras de Ariel y Calibán nos sean pertinentes para deslindar ese aspecto señalado del idealismo y realismo.
Ariel, se nos presente como espíritu, un espíritu del aire; quien al servicio de Próspero ejerce su poder mágico, mientras el opuesto radical de Ariel es el esclavo Calibán, hijo de una hechicera, sin figura humana, no obstante, ambos personajes impliquen determinados simbolismos, pues Ariel exhorte a la independencia de criterio y a la lucha contra los dogmatismos doctrinarios, y crítica de todas las ideas, con especial atención de las que tienen dimensión pública y Calibán, el consumismo, mutilante de lo plástico y partícipe de la uniformidad, propiciando la condición unívoca de lo real, en consecuencia, Calibán, determina el marco de lo real ante su incapacidad por superarlo y sujeto a sus necesidades empíricas viviendo incrustado en su medio, por el cual lo que impere en tal realismo habrá de cargar con las notas esenciales de todo utilitarismo.
El Calibán de nuestro tiempo posiciona lo partidario en lo dogmático, tras el discurso de lo único y consignas propiciantes de valores sectarios, busque exacerbar desde allí las emociones y los sentimientos del pertenecer y del identificarse, tejiendo la malla a seguidores y militantes, en especial, entre los jóvenes, por el cual el grado de convicciones que manejan tales militantes pertenecen a un marco ideológico que excede largamente a la convicción de las ideas elaborada desde sus sí mismos.
Como oposición, nos surge la figura de Ariel, éste descarta la imitación mecánica de las ideas y sugiere la importancia de la inteligencia y su efectivo elucidar de las mismas, en franca oposición al pragmatismo y al voluntarismo partidario que siempre es sectario y ciego, en especial, cuando debe hacer frente a la totalidad republicana, Ariel postula la construcción como genuina operación intelectual antes que el mero seguir implantado por Calibán.
Para Ariel, es a través del propio esfuerzo y de la experiencia de cada sujeto que las ideas pueden definir la idiosincrasia de cada personalidad, por el cual todos aquellos que enfatizan convicciones si haber llegado a ese proceso solo obtienen ideas, porque lo que enseña e importa tal proceso son las ideas que se tienen.
Por eso, en el fondo de toda esta cuestión de las convicciones y su trasfondo ideológico se halle siempre vigente la presencia de los Calibanes contemporáneos, por el cual hoy día, más que nunca, se necesite de Ariel o del arielismo, para equilibrar la balanza y posicionar una utópica dialéctica que habrá de anular a tantos convenidos, que han hecho de la gratuidad del no pensar propio, sus fundamentos.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias