¡A los múúúúñequitos!

ya camina entre nosotros.

Este gobierno desaprovechó los primeros tiempos de bonanza cuando debió almacenar un capital anticíclico que lo cubriera y nos cubriera de escaseces en períodos de malaria.

Hay que admitir que el primer Presidente de la dinastía parecía más proclive a cuidar las cuentas públicas pero a partir de la etapa de su Señora se aceleró la salida y se contrajo el ingreso, con lo que hoy estamos ante un escenario que día a día devela situaciones económicas de difícil tratamiento.

Para peor, porque siempre puede ocurrir algo peor, la Política se ha agregado al menú con un refuerzo de las conductas fundamentalistas que ayudan a ensuciar el panorama.

La tira televisiva casi diaria que por cadena nacional o por la TV pública nos satura con discursos de la Presidenta describiendo una interminable sucesión de records de todo y primera vez en la Historia de todo no alcanzan para disimular la realidad que sólo no ven los que no quieren, porque las evidencias son tan notables que hasta los ciegos las podemos ver.

En medio del remolino y donde cada cual atiende su juego, la situación se agrava porque el diablo de la dispersión mete la cola y es entonces que vemos que la Presidenta, rodeada de sus “chicos” rompe con los viejos socios y como una épica heroína de la última batalla sale a matar sin piedad todo lo que pueda poner en peligro su poder absoluto.

Primero fue por Moyano, que dejó de ser rubio y de ojos celestes para ser denunciado como un “cazador de zurdos”.

No es novedad la calificación pero sí lo es que lo hayan descubierto 9 años tarde y luego de bailar con el gorrito verde al compás de la batucada camionera en la cancha del ascendido River Plate.

Peor aún si los nuevos amigos son los sindicalistas empresarios que fueron denostados en los discursos púberes y terminan siendo la tropa propia.

El ataque sobre el Gobernador Scioli es desagradable.

No porque no lo merezca, que son cosas de ellos, sino porque hay una manifiesta intención destituyente más clara que la que el Gobierno imagina en cada opinión distinta de la suya.

La Historia es una ciencia flexible en sus periferias pero dura en sus esencias.

Cuesta entonces entender hasta donde puede ser un pariente aunque sea lejano del Peronismo el que usa de válvula de descompresión el aguinaldo de sus empleados, ya porque no tiene con que´ pagarlo, ya porque el que la tiene no la manda para ensuciar al que no paga.

La ciudadanía, aunque no se acuerden de ella ni la tengan en cuenta, sabe leer la realidad y es de suponer que no ha de chocar otra vez con la misma piedra.

En medio del drama de tantos, los inquilinos del poder viven su mundo.

Y en ese mundo de fantasías infantiles salen a a vender muñequitos de “ella” y “él”, de trapo y rellenos de estopa, al estilo de las viejas peponas.

Un amigo ocurrente dijo que como el stand de ventas está en inmediaciones del Museo en la Casa de Gobierno, el negocio es abrir un kiosco de ventas de alfileres en la vereda.

Asegura que son muchísimos los que quieren pinchar los muñequitos.

Si Vanderbroele es dueño de Ciccone, cualquiera podrá abrir libremente el centro de venta de alfileres.

Eso sí, industria nacional, para que no lo clausure Moreno.

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