Sería inimaginable un Mundo callado y silencioso y por ello incomunicado y habitado por entes apenas parcialmente vivos por su carencia de ese instrumento maravilloso.
Es claro que, como siempre ocurre cuando el ser humano es protagonista, las condiciones del uso de cualquier elemento están sujetas a la capacidad propia de cada uno.
Los dichos son, en virtud de esto, un elemento apropiado para valorar la calidad individual o colectiva de quien los pronuncia.
Esta columna, que semana a semana dice lo suyo, está igualmente sometida a este ejercicio de valoración y por ello admite con igual respeto los elogios, (si los hubiera), y las críticas, que las hay.
Si los dichos sirven como medida de calidad, bueno es recordar expresiones vertidas por boca de altas autoridades del Gobierno Nacional.
Las citas no son parte de un estudio pormenorizado que respete cronologías sino apenas un pequeño ayuda memoria que puede servir para juzgar sin prejuicios pero con un mínimo de sentido común.
En oportunidad de la tragedia de la Estación Once, el Secretario de Transporte dijo que los 51 muertos y los más de 700 heridos hubieran sido menos si el accidente ocurría un día feriado.
El Ministro del Interior y ahora también de Transporte aportó lo suyo al decir que el error consistía en ese hábito que todos tenemos de amontonarnos en los primeros vagones.
La Ministra de Defensa acusó al joven encontrado muerto 2 días después del accidente de viajar en un lugar vedado para los pasajeros.
La Presidenta, junto con su lamento, se permitió agregar que era la creación de millones de nuevos puestos de trabajo lo que provocaba la necesidad de la gente de subirse al tren.
El ex Ministro de Economía y actual Vice Presidente de la República se permitió anunciar que la inflación castiga a las clases altas y no a los más pobres, con lo que derrumbó una teoría económica que se aprende el primer día de clase en todas las universidades del Mundo.
La nueva estrella del firmamento económico del Gobierno, Axel Kicillof, calificó de reaccionaria y conservadora la idea de que el dinero de los jubilados se use para pagarles a ellos y no se la pueda tocar para financiar planes de compra, créditos para el consumo y financiamiento del déficit público.
El Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina salió al ruedo acusando de ser “de derecha” la divulgación de los hechos de violencia que día por día y varias veces cada jornada sacude nuestra sensibilidad con muertes, violaciones, robos y toda la gama imaginable de acontecimientos de suma gravedad.
Uno tiende a imaginar que, como los militares del proceso para quienes si el comunismo no hubiera existido lo hubieran inventado, este turno de herederos de la revolución que no fue, si la derecha a no existiera también la inventarían.
La apalabra, es, entonces, la unidad de medida de la calidad de quien la expresa.
La Presidenta, sometida a una permanente actuación ante los micrófonos, ha abandonado sus primeros tiempos en que parecía una profesora dando clases y demostrando una envidiable capacidad de memoria que le permitía dar cifras y porcentajes que, ciertos o no, sonaban atractivos para mucha gente.
La rutina, que abate el espíritu y resta espontaneidad, la muestra últimamente más como una vecina charlando con sus amigas, haciendo chistes de dudoso gusto y divirtiendo solo a su séquito de reidores y aplaudidores.
En su actuación del miércoles, cuando presentó el merecido homenaje a Eva Perón en recordación de los 60 años de su muerte mostrando el nuevo billete de $ 100,00 con su imagen, la Presidenta mostró fehacientemente que su concepción del poder la hace sentirse el centro del Universo.
Lo que debió ser un merecido homenaje a una mujer que sigue vigente en la conciencia popular por su dimensión se transformó otra vez en un monólogo adolescente, con comentarios laterales y preguntitas insípidas, junto a la agotadora manía de imaginar victimarios desestabilizadores.
La idea que transmite la Presidenta es que ella es el centro de todo, incluyendo a la mismísima Evita.
Para colmo, repitió la manía policial que mostró con el empleado de la inmobiliaria a la que le mandó un grupo de tareas de la AFIP por haber dicho la obviedad de que la actividad inmobiliaria está paralizada.
Esta vez denunció un supuesto complot en una mesa que reunió a las autoridades de la Sociedad Rural con los directivos de La Nación, Clarín, Perfil y la agencia de noticias DYN a los que llamó “comando en jefe de la cadena nacional del miedo y el desánimo”.
No hay dudas que dentro de 60 años Evita seguirá, por mérito propio, en la memoria, el afecto y el respeto de todos.
Algunos muy estudiosos de la Historia posiblemente ni registren estos tiempos……
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