Si realizamos una mirada retrospectiva por tales inquietudes a la participación de los jóvenes para votar a esa edad, le cabe a la presidencia de Menem tal consideración allá por la década de los noventa como también en Córdoba, pues en el año 1999 hubo de instrumentarse y continuar vigente hasta el día de hoy, pues los jóvenes de 16 tras anotarse en un padrón electoral, pueden votar.
¿Qué duda cabe que esos primeros votos habrán de seguir la línea de sus padres?, tal hecho muestre sin duda alguna que lo democrático es entendido como cantidad y por ende electoral, ahora, si esos jóvenes del primer voto lo hacen en correspondencia con su línea familiar, eso muestre cierta causalidad respecto a lo electoral.
¿Pero existe la causalidad en lo humano?, la causalidad suele ser un concebir positivista y algo a que los políticos creen. por ello de le aplique prospectivamente al utilizar el potencial, como sucede cuando se sostiene que si hacemos esto, aquello y lo otro, entonces, lograremos esto, aquello y lo otro, por ello tal correspondencia les otorgue la razón de la causalidad creída.
O sino ¿porqué los regímenes dictatoriales (los hay en las democracias) busquen manejar y condicionar las conductas de las personas al crearles asociaciones imaginarias, generando tendencias a sus identificaciones, provocando ansiedades y sus pertinentes medicar, si no es porque creen en la causalidad? y para ello hacer de ese país un gigantesco laboratorio para condicionar los reflejos y se convoque a participar sin estar, a escuchar para aplaudir y a votar sin elegir.
Y esto es en el fondo la verdadera cuestión que implica todo voto y que no se trata del hecho de votar sino del hecho de elegir a la hora de votar, porque si se vota sin elección poco importa la edad que se tenga (16 o 90) ante la única importancia de todo acto eleccionario: incrementar votos y determinar al oficialismo como a la oposición, y para ello el ejercicio retórico con las mismas falacias y captura del circuito familiar desde el asistencialismo pertinente, unidas a una inerte oposición y ausencia de toda alternativas, habrá de terminar por asfixiar algún atisbo de elección.
Si en el fondo no se elige, entonces, podemos dejar a la causalidad como una concepción positivista y pensar en términos de manipulación, por el cual no será gratuito el esfuerzo de oficialistas y opositores en su tarea diaria desde lo mediático por posicionar sus intereses, no para que se elija sino para convencer y persuadir, manipular y someter, vale decir, para que en el fondo no se elija pero si se vote, porque lo importante no es el voto sino ¡qué me voten!
Los cuerpos inertes se hallan sujetos a las fuerzas físicas y sus regularidades que ocasionan, de allí la relación entre causa y efecto, pero manipular es condicionar reflejos a ciertos estímulos y mientras más condiciono más achico el sentido y la significación del optar.
A tal fin la emergencia de una realidad vertiginosa consistente en el hacer, el actuar y el debatir, posicionada desde una agenda oficialista pero que habrá de negar al propio debatir porque lo que se debaten son ideas y no hechos posicionados desde la agenda institucional estatal en posesión de mayoría parlamentaria.
Encuestas realizadas a jóvenes entre 16 a 18 años, el 80% pronunciose negativamente ante tal posibilidad, ¿los fundamentos?, desinterés, fáciles de manipular, una realidad ajena a sus realidades, vale decir, eso es una cosa de adultos y si es algo político, la sospecha del beneficio de los propios políticos.
¿Qué dicen los políticos?, y el condicional a la cancha, si A entonces B, C. si se da esto, entonces, se logra lo otro, si se le educa en la escuela, si se le dan responsabilidades, si se les enseña en la familia, etc. etc. etc……..pero no en esta escuela ni en esta familia ni en esta sociedad ni en este modelo de democracia en este país.
¡Sería fantástico que los jóvenes se pronunciaran por si o por no en toda la República y se legislara teniendo en cuenta sus voluntades……..
Juan Oviedo
SiGesellnoticias