No se sumará esta columna a la larga lista de detalles, que además vimos por TV. Lo cierto es que la Presidenta, obligada a contestar lo que acá no se puede preguntar, dejó en claro lo que siente y lo que piensa.
Su “Hay, Chicos, estamos en Harvard no en La Matanza” que les reprochó ante unos tímidos silbidos, es la misma reacción de esas señoras gordas, bien vestidas, que salen con una valiosa cacerola Esse con teflón y cuchara de alpaca a hacer oír sus reclamos.
La identidad conservadora y autoritaria de unas y otra es la misma.
Uno podría regodearse con el tema, pero no hace falta y solo se me ocurre hacer llegar mi solidaridad a alumnos y profesores de la Universidad de La Matanza.
Buscando otro ángulo de análisis, mucho más importante, significativo y profundo, es el hecho de haber recuperado la calle como escenario de reclamos populares.
Las concentraciones espontáneas del 13 de setiembre son un canto a la rebeldía sana y pacífica de un pueblo agotado de tanta soberbia, tanto sectarismo y tanto relato.
Las concentraciones sirvieron para demostrar la veracidad de ese dicho campero que anuncia que “no hay duro que no se ablande ni tiento que no se corte”.
El tema de reforma constitucional con re –reelección quedó dormido.
Lo mismo le pasó al Gobernador de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez.
Mendoza es la única provincia sin reelección y, más aún, la constitución provincial impide que un pariente directo del Gobernador saliente lo suceda o que él sea Senador Nacional.
El Ministro de Gobierno mendocino, por orden de su Jefe, anunció que el tema quedaba fuera de circulación.
No explicó nada más, pero fue una consecuencia directa de los más de 20.000 ciudadanos que colmaron la plaza diciendo basta.
El tema tiene un antecedente valioso.
El 29 de octubre de 2006 el Gobernador de Misiones intentó reformar el Art. 110° de su constitución para poder ser reelecto.
Los653.846 misioneros empadronados que votaron en 1557 mesas lo pasaron por arriba siguiendo la propuesta de rechazo que encarnaba el obispo Piña.
6 años después vemos que el “cataratazo” no fue en vano.
Y esta recuperación de la calle tuvo otros testimonios.
Cuando la magia del sorteo de juzgados volvió a premiar al Juez Oyharbide con la causa de la denuncia de una despachante de aduana contra el Secretario de Comercio Guillermo Moreno la gente en la vereda de su casa empujó al Juez a su corrimiento.
Es que si este Oyharbide jugara al Quini o al Loto lo ganaría todas las semanas …
El domicilio del mismo Moreno fue alcanzado por las cacerolas, como para demostrar que por fin esta Democracia que en los hechos es más delegativa que representativa a está despertando y haciéndose e oír.
Nunca antes un violento y maltratador como el Secretario de comercio había sentido tan cerca el rechazo de la gente.
No es la Argentina un Cantón Suizo donde se ejercía la democracia directa.
Pero tampoco puede ser una sociedad que mira indiferente hasta que dentro de dos años la convoquen a las urnas.
Sin pisar el pasto, para darle argumentos a Abal Medina, la calle es el mejor lugar para hacerse oír.
En la calle cabemos todos.
Las señoras gordas de buen pasar, las flacas del gimnasio y los pilates, los jóvenes de edad y de espíritu, los que fueron a Harvard y los que no van a la escuela, los cartoneros y los gerentes.
No es tan importante que lo vea el Gobierno, aunque sería bueno que así fuera para evitar males mayores.
Sí es bueno que lo veamos nosotros, para ser parte de lo que hay y de lo mucho que falta …
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