La chusma no trasmite los hechos como si fueran mera información sino cualquier comentario participaría de la condición de chusma, sino que ésta se apropia de tales hechos y los transforma para su decir capcioso por el cual los hechos que trata la chusma, son arteros y participen de una valoración que la misma chusma ejerce, por ello su decir pivote en el vituperar, banalizar y desvirtuar al tercero por la apropiación de esos hechos que el chusma ha realizado.
La propia palabra sufra de un uso infrecuente ante esa sociedad, localidad, barrio o familia de chusmas, enseñoreada por los medios y glorificada como arma principal del poder hablar de otros, tal como sucede en esos programas mediáticos de chusmas, la chusma adquiere perfiles colectivos donde hablar de terceros y ridiculizarlos desde el comentario soez, implique ese toque personal.
¿Lo viste a fulano, lo que hizo zutano o lo que dijo merengado?, son decires corrientes de estos discapacitados existenciales anclados en las palabras y tras diario ejercitar, no puedan cubrir sus propias deficiencias de su estar mundano, participando en la realidad a través de lo que otros le chusmean a continuo.
Naufrago de la vida al cual se le han cerrado las puertas de lo real, la realidad del chusma sólo pivote para escuchar, saber y decir acerca del acontecer de sus vecinos, del barrio o del pueblo chico y por tal chusmear, ¡infierno grande!
Hablar de los otros va en la misma proporción del no poder hablar de sí, donde la banalidad, la chatura de experiencias o la ausencia de las mismas, son cubiertas por el decir cerca del hacer y del estar de los terceros, y si habla de los otros no es tanto porque el chusma no tenga nada que decir de sí, sino que acostumbrado a posicionar una caricatura de la realidad no puede a su vez, caricaturarse él.
La avidez por ser el primero que lo sabe y ser el primero por comentarlo, son disposiciones corrientes entre la chusma y sus integrantes, parapetados desde un simple hecho, los chusmas apelen a ese hecho como justificación a su decir o en otras palabras, los chusmas construyen los hechos y así, puedan proyectarse en ese mundo ajeno al cual ya se han apropiado para chusmear.
El chusmerio no se trata de una costumbre de viejas de pueblo y a las que sólo les queda hablar de los otros sino de algo más sustancial, de una parálisis mental correlativa a su parálisis existencial y ausencia de realidad propia para anclarse en la realidad ajena, hablando de lo que hacen los otros desde la condición capciosa del chusma, donde hablar mal sea aquello que más los identifique, entonces, la condición del ser del chusma emerja en la valoración de sus propios hechos, a través de las palabras, así, si el vervorrágico satura y el elocuente estiliza, la chusma, las asesina porque las utiliza como arma para asesinar a los otros.
Ahora, chusma no se nace sino que se hace y tal iniciar comience cuando se escuche un decir acerca de fulanito y la disposición a creer en ese decir, he allí el germen del aprender, el germen de ser ¡chusma!
Juan Oviedo
SiGesellnoticias