De los que inician el secundario, la mitad abandona y de la mitad restante otra mitad no comprende lo que lee.
Significa entonces que de cada 3 que empiezan sólo 1 alcanza algún nivel mínimo de capacidad.
En medio de este panorama chato y opaco, los docentes de la Provincia de Buenos Aires o al menos sus dirigentes sindicales han anunciado que no llevarán a cabo medidas de fuerza en lo que queda del actual ciclo lectivo.
Lo han hecho con pretensión de colaboración patriótica cuando en verdad entre viajes de fin de curso y preparación de la despedida del año poco de actividad puede imaginarse en los menos de 20 días que marca el calendario para finalizar las clases.
El sindicalista Baradell, que es el más locuaz porque actúa políticamente según los dictados de su superior, Martín Sabatella, ya anticipó que peligra la iniciación del ciclo lectivo 2013.
La condición electoral del año que viene teñirá de especulaciones todos los movimientos de apoyo y protesta que, en este caso específico, tendrá por víctimas inocentes a los alumnos de nuestras escuelas.
En la maniobra de desprendimiento del Peronismo que lleva adelante la Presidenta es posible ver como uno de sus nuevos mimados, Sabatella, (muchos peronistas ya lo llaman “sanatella”), puede provocar un duro golpe al Gobernador Scioli sin pensar que los verdaderamente castigados resultan ser nuestros hijos y nietos.
Ni el Gobierno ni la a deshilachada oposición parecen advertir que más allá de la irregularidad que significa la constante interrupción de la actividad escolar, es el sistema el que no sirve más.
Si alguien lo advirtiera ya deberíamos saber que hay equipos técnicos trabajando no para tapar agujeros ni reemplazar resolución por resolución sino en reformular en serio el servicio educativo para asegurar eficiencia y calidad.
En Educación no es posible imaginar que un cambio puede dar resultados inmediatos.
El error es imaginar que no se puede cambiar.
Si alguien se da una vuelta de Internet por el Estatuto de profesionalización docente de Colombia se llevará una saludable sorpresa.
Encontrará allí pautas serias que ponen la calidad educativa como el primer objetivo y la preparación, evaluación y control de los docentes como una columna fundamental.
La evaluación es continua a lo largo del ciclo lectivo y de la carrera docente.
Acá se usa una planilla anual que si tiene una calificación inferior a 9 es firmada automáticamente en disconformidad, con lo que resulta que el trámite se ha transformado en un mero elemento administrativo que sólo sirve para alimentar alguna burocracia.
No estamos hablando de Finlandia, Hong Kong o Japón, donde los días de clase son más de 200 al año.
Y de clase clase, para que se entienda.
El tono amenazante de Baradell poniendo en dudas la iniciación de las clases el año que viene se cuida de tomarse vacaciones en la lucha.
Otro gallo cantaría si en enero se convocara a una movilización de los 250.000 maestros de la Provincia y éstos concurrieran a sumar el calor de su lucha con el calor del verano.
Miren si Belgrano hubiera suspendido la campaña del norte porque hacía mucho calor …
Alguien, el que sea, debería salir a decir basta a un sistema que ha sido taponado por los vicios y plantear un modelo nuevo que se ponga en marcha lo antes posible con la certeza que al cabo de los años los chicos sabrán leer y escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir además de tener sentido crítico que los habilite para ser hombres y mujeres capaces de enfrentar los requerimientos de la sociedad.
La misma música, el mismo baile y la misma pista cansa, no sirve más y las pobres blancas palomitas son las únicas perdedoras.
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