Otros historiadores sugieren que las pastas en realidad nacieron en Etiopía, donde crece una de las variedades de trigo aptas para su elaboración: tritucum durum.
Una versión diferente sostiene que el término “maccheroni” proviene de la palabra griega “makar”, que significa bendito y que en sus orígenes era una comida sacramental.
Otra teoría asegura que los rastros de los orígenes de la pasta se pierden en algún lugar de Arabia. Al parecer, se trata de un alimento ideal para transportar en los camellos durante los largos viajes de las caravanas, y relativamente fácil de prepara en los oasis.
Más allá de las diferentes versiones sobre su verdadero origen, la Pasta continúa elaborándose con los mismos ingredientes desde hace cientos de años.
Antiguamente se consideraba una comida de reyes. Pero a comienzos de nuestro siglo, por tratarse de un alimento económico, sabroso y nutritivo, las Pastas se hicieron populares.
Se tiene registro de la primera elaboración industrial en Nápoles en el siglo XV. En ese entonces no existía un método de conservación ideal y recién en el siglo XVIII se descubrió el procedimiento que permitió transformar la pasta en “asciuta”, es decir, seca.
Hervir la pasta no ha sido la única forma de preparación. En diversas recetas de la Antigüedad y la Edad Media se muestra que las Pastas se preparaban también fritas. Las Pastas hervidas no eran en ese entonces un plato muy popular, ya que se consideraba muy frugal, se complementaba con la fritura o el horneado. Una preparación muy común era la fritura junto con cebollas, según libros de cocina del siglo XIV.
La pasta no era un plato típico del Río de la Plata, pero con las oleadas emigratorias de gran cantidad de italianos y españoles que se asentaron en nuestro país trayendo consigo sus costumbres, incluidos sus platos preferidos. De ahí que las pastas estén tan afianzadas en nuestra región.
Liliana Garegnani
SiGesellnoticias