Se repite el gesto cuando recordamos que Kirchner anunció eufórico que teníamos 50.000 millones de dólares de reserva en el Banco Central y ahora, con la misma naturalidad, nos anuncian que no llegamos a los 40.000 millones.
Este cuadro, que podría ser agotador por lo extenso si agregáramos Ciccone, Madero Center, la tuitermanía presidencial, el congelamiento que recalentó la nafta como nunca antes, los cepos cambiarios que hacen viajar al dólar en el tren bala, permite anunciar la noticia del título del encabezamiento.
La cena de esta noche podrá contar con un plato elaborado, una pizza de delivery, agua corriente o buen vino.
No que no ha de faltar es la imagen del televisor mostrando a un periodista que ha producido un fenómeno irresistible de curiosidad y deseos de llegar al final del camino, sea éste el que sea.
Son tantas las preguntas sin respuesta que nadie puede sentirse ajeno a este culebrón.
La voltereta circense de los dos personajes, Leonardo Fariña y Federico Elaskar, el sostenido intento oficial de inducir a considerar el tema como un asunto de programas de la farándula o el silencio absoluto de los dueños del Poder abren las puertas de la ansiedad de par en par.
Inevitablemente, no hay más remedio que suponer que el acelerado intento de transformar en leyes los proyectos presidenciales que avasallan la independencia de la Justicia y el affaire Báez y Cia, son parientes.
Nunca antes había ocurrido en Argentina.
La opinión política y los actos llevados a cabo en su nombre eran alternativamente responsabilidad del Poder Ejecutivo o el Legislativo.
Hoy son los Jueces los que tienen destinado el protagonismo de esta historia.
Han de necesitar apoyo, porque ya se sabe que este turno no es de los más delicados a la hora de apretar.
La oposición, esa ameba que no logra definir una forma consistente, tendrá aquí una posibilidad cierta de actuar a la altura de las necesidades de la gente.
Para ello, lo primero es que entienda que no debe actuar al servicio mezquino de sus necesidades particulares.
Nosotros miraremos el programa más interesados en la información que en la sueca, que no es poca cosa.
Lo que esperamos es que la oposición política lo vea también, pero que actúe aún cuando no se hayan enfriado las luces de las cámaras.
Si lo hacen todos, es posible que se cumpla el anuncio del título.
El sol de la verdad que confirme tantos anticipos, podrá iluminar nuestras mesas familiares a la hora de la cena.
Falta un liderazgo, es cierto, pero porqué no pensar que ante esa carencia, el rol lo puede cumplir un conjunto de unas pocas ideas centrales acompañadas por todos.
La lucha en serio contra la corrupción bien puede ser una.
Pero para que lo sea, las causas deben terminar con los culpables adentro.
“Traje a rayas para los delincuentes” dijo Néstor Kirchner en su discurso de asunción, hace 10 años.
Hasta ahora se han preocupado por tenerlos bien guardados como el dictador Galtieri dijo tener bien guardadas las urnas en su oportunidad.
Si logramos desempolvar los trajes a rayas, habremos empezado a recuperar la República.
Por Hector "Cacho" Olivera
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