Por ello cuando uno se pregunta acerca de lo dicho y los contenidos de ese hablar, típicas prácticas en todo periodo electoral, si se les aplicaran a tales contenidos luz, la evaluación pertinente sería de asignificativas y triviales, por el cual la ecuación será simple, si no hay luz, entonces, los sonidos crecen y se perpetúan tal como los que se avecinan, encaramados en un arsenal de palabras en las formas de propuestas y de soluciones, promesas, enmiendas etc. porque así lo exigen las elecciones y así lo entienden los candidatos como también los electores.
Y en la misma línea de los sonidos participe la construcción de las listas de los candidatos a las legislativas por advenir, no determinados por la gente sino por un núcleo íntimo que los elige según cualidades electivas: traer votos, se trata de aspirantes a los que tarde o temprano deberán hablar apelando a una sofística devaluada tal como sucederá con los aspirantes de el lugar y a los que incluimos a dirigentes, autoridades pues tales aspectos de la carencia queden descubiertas por el emerger mediático a los que ellos mismos de exponen, ¿qué exponen?, la mediocridad conceptual, lingüística e ideológicas……del pueblo, porque este pueblo esta representado por ellos, ya que deciden y lo manejan.
¡Vaya con los sonidos y las listas, el pueblo viene padeciendo esto desde el 83 en adelante!........
Así, otros deciden lo que se debe votar, no el que vota, mientras que los que construyen las listas lo hacen pensando en beneficios electorales y a la obediencia debida a la hora de levantar la mano en el H.C.D. por la afirmativa de cualquier proyecto oficial u oponerse a él, algo que no es exclusivo del ámbito castrense y por supuesto, quizás entre otras nimiedades la compra de alguna banca por parte de algún comerciante que la pueda pagar, tal es el mundo interno político del pueblo al cual hoy, furiosamente este abocado pero lo interesante, es que todo esto ocurra y suceda sin sorpresa ni asombro alguno, al formar parte de la cotidianidad electoralista que se reitera cada dos años.
¿Anormal o normal?, posicionar como normal porque sucede o en otras palabras con el “es lo que hay”, destaque la presencia de lo sensorial como elemento legitimador de lo real, dejando de lado la anomalía que ello implica tal como encontramos en la naturalización de la delincuencia, la precariedad, la recesión, la desidia cívica y la estupidez en el pueblo, y que nos recuerdan a aquellas expresiones artísticas del realismo mágico, donde se representan objetos y situaciones reales, pero resueltas según la intervención de la magia o de lo inexplicable o según palabras de Castoriadis, una sociedad heterónoma.
Realismo mágico, heteronomía etc. no debe tapar, ocultar, que toda lista sabana es imposición y su voto, obediencia debida, y todo decir electoralista, implique mero sonido sin aquello que lo torna importante: lo dicho, unos y otros alineados con un mismo propósito y fin, a narcotizar el pensamiento y negar su luz, única explicación a la vigencia de tanta barbarie posicionada en el pueblo.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias