Sin distinción partidarias ni sujeto a banderías políticas tal como sucede en algunos pueblos costeros, el acontecimiento tuvo un carácter nacional y abierto a la comunidad entera, con una particularidad a señalar, el reconocimiento a la labor de sus escritores locales, desde esa peculiaridad que sólo rescata la relación que se entabla entre obra y lector, que nos señala la importancia de la lectura, del libro, de la grafía, muy opuesto a lugares donde no se lee, fenómeno que aparte de limitar la imaginación, el intelecto y lo simbólico, no posibilite la emergencia del escritor, ese que tematiza el lugar que vive, lo piensa y consigna en grafía el resultado de su pensar.
Y acotando que hay algo peor que la quema de libros, el no asentir que ellos emerjan, pues y si no hay lectores, entonces el libro no tendrá su por qué.
Estos eventos como los en Oberá permiten comparar y comprender esa distancia entre la letra y el lector, tal como sucede en la generalidad de los pueblos costeros y generadores de una marginalidad (otra más desde las muchas que provocan), que el escritor implique una figura excéntrica sujeto mas al esnobismo antes que a una realidad indispensable como el albañil, el pintor, el carpintero o el mecánico ante ese pragmatismo delimitante de lo real que implica el éxito de las utilidades.
¡Eres útil a mis interés?, entonces eres bienvenido, ¿eres funcional?, más que bienvenido, ¿atentas contra ellos?, quedas al margen y acá lo interesante, pues en esa marginalidad ¿alguien te reclama, piden por ti, alguien te recuerda, alguien se pregunta por vos ya sea como trayectoria, como hecho, como presencia?, NO, nadie ¿y sabes por qué?, porque a nadie le interesa nada porque todos están centrados en su propio ombligo, entonces ¿leer?, eso implica ir a una esfera distinta a la mía y que no es útil, así, leer se convierte en algo no útil, que no le genera a mis intereses ¡nada!, bueno, aquellos que instalaron tal mentalidad son los provocadores que quede al margen, aquello que hace que el hombre comprenda su realidad desde el pensar, con su estar, su durar y su devenir: como es notorio aspectos que solo el pensar puede dilucidar.
¿Y que más contrario a lo útil que escribir en un pueblo sabiendo que no se va a ser leído?, y sin embargo, la opción de rescatar a uno, sea ese quien sea de la mentalidad impuesta en el pueblo, tal utopía, implique el motivo a movilizar desde la grafía cotidiana.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias