No obstante estas prioridades lógicas, sería bueno que además de saber quien será diputado o no, quien concejal o no, pensáramos también qué será de este País, encerrado como está en un clima de confrontación y declinación axiológica y material que a todos nos involucra.
En cada una de las crisis parciales que por una cuestión metodológica se acostumbra a ordenar el análisis, hay una que siempre está.
Es la crisis de la Educación, que debilita al conjunto social e impide cualquier intento serio de reconstrucción moral y económica.
Los candidatos eligen caminos cortos y estridentes para exponer sus ideas.
La Educación es apenas una referencia ligera en la que todos coinciden a la hora de diagnosticar su pésima calidad pero nadie acierta a explicar formas concretas de reparación.
No es posible que tengamos que esperar hasta febrero o marzo, cuando esté por iniciarse el ciclo 2014 para que repitamos la cantinela de cada año, con las declamaciones trágicas de los dirigentes sindicales pidiendo de todo pero conformándose sólo con un aumento de sueldo y, en todo caso, alguna prebenda más envuelta en lo que denominan pomposamente “mejoramiento de las condiciones de trabajo”.
De ahí la pregunta del título de esta nota.
¿Qué será de la vida de Roberto Baradel, el dirigente sindical más poderoso del gremio docente, que en marzo parecía un león y hoy es un fantasma?
La Educación de los chicos que decía preocuparlo no ha variado un ápice, las condiciones edilicias no se han transformado de aulas de escuelas a salones de palacios, los sueldos docentes siguen siendo como eran salvo que quien vaya a la carnicería o el súper de guardapolvo blanco tenga una bonificación que nadie sabe.
Alguna razón desconocida ha dispuesto que no haya huelgas, pero nada indica que el funcionamiento dentro de las aulas sea hoy distinto del que era cuando los reclamos clamaban al cielo por una revolución educativa.
De paso, y como para no dormir nunca afuera, este Baradel, enrolado en la organización híper kirchnerista que conduce Hugo Yasky, ha puesto uno de sus hombres, Fabián Alessandrini, en la lista de candidatos a Diputados del Frente Renovador de Sergio Massa.
Convicciones no parece tener tantas, solidaridad tampoco, pero olfato sí.
La referencia viene a cuento para saber que los caminos para cambiar de perro y no conformarnos sólo con el cambio de collar hay que buscarlos por otro lado.
Si no queremos repetir los capítulos de cada febrero/marzo, hay que buscar una fractura racional que marque un norte distinto del que venimos repitiendo desde hace demasiado tiempo.
Nosotros, si lo hacemos, sentiremos una notable tranquilidad de conciencia.
Los chicos, destinatarios finales de nuestra decisión, serán los grandes beneficiarios.
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