Los demócratas toman la competencia por el Poder como una lucha legítima, apasionada pero siempre entendida como una confrontación donde triunfo y derrota son alternativas posibles.
Los fanáticos nada saben de estas cosas, y el golpe de la realidad es entonces doblemente doloroso.
Por eso asistimos a desencuentros y contradicciones que serían imposibles en una organización donde ideas y propuestas fueran el resultado de la sana convivencia.
Ver el triste espectáculo del principal candidato a Diputado Nacional del FPV, el pobre Insaurralde, vapuleado por sus compañeros de lista en razón de su idea de bajar la imputabilidad de los menores a 14 años o escucharlo diciendo que los datos del INDEC son falsos es una escena trágica.
Su jefe de campaña, el Gobernador Scioli, no alcanza para acomodar las cargas.
Es cierto que dejó de ser el hijo descarriado del que hablaba el oficialismo, pero todos saben, y él antes que nadie, que cargarán sobre su figura y la del candidato que él no eligió la responsabilidad de la derrota.
Le tiraron unos pesos para aumentos de jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares pero en la Legislatura Provincial Massa ya tiene un bloque importante antes de que las elecciones elijan a los nuevos que se sumarán a los conversos.
En este clima, la más notable muestra de debilidad y anticipo de lo inevitable la ha dado el Gobierno Nacional.
La Ley de Presupuesto será sancionada en un trámite exprés, no obstante ser en teoría la “Ley de Leyes” pero además, el Gobierno ha dispuesto que la prórroga de la Ley de Emergencia y la de impuesto a los débitos y créditos bancarios , (ambas de autoría de la dupla Menem-Cavallo), sean votadas antes del 10 de diciembre.
¿Cuál es la razón de la urgencia?
El temor de que a los Diputados y Senadores que entren en la lista de Massa se le sumen los que hoy están y se den vuelta.
Conocen al Peronismo, sin dudas, porque llevan esas debilidades en la sangre.
Que la Señora simule amabilidad y sonrisas, que Randazzo y Abal Medina digan que ha sido valiente Insaurralde al plantear la baja de imputabilidad de los menores es un intento desesperado y tardío.
La decisión está tomada y nada ha de cambiarla.
El “círculo rojo” está en las vísceras propias.
Es necesario que los opositores, luego de la elección, convengan un acuerdo básico que asegure la estabilidad y cierre las tranqueras para evitar la huída.
Quizás sea posible, en medio del aturdimiento, que se entienda que el 0,8 de inflación que dio el INDEX es otra mentira.
Que la papa, que aumentó de ayer a hoy de 3,00 a 4,50 pesos el kilo es verdad.
Y como decía el olvidado General, “la única verdad es la realidad”.
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