Se trate de particularidades con su grupo que los acompaña, centrados más en una condición romántica porque se hallan lejos y con posibilidades concretas en la pelea en serio por la cuantificación porque sus ideales, objetivos, motivos y sentidos no sedujeron o no interesaron al colectivo local.
La pregunta es casi ociosa por la validez de tales prácticas ante un sistema creado y fundado en la participación de todo el espectro ideológico y su representación en las candidaturas partidarias en la República pero desde el punto de vista que determina el vencedor - la cantidad de los votos-, lo ideológico no encuentre cabal representación al plantearse una oposición, la cantidad, que nos recuerda el principio de la igualdad ante la ley sin intervención en la desigualdad de las condiciones materiales de patrones y empleados, desigualdad material redundando en desigualdad social y ahí, no participe el principio jurídico.
La igualdad jurídica de la participación no quita, no oculta a la desigualdad que en el fondo representa toda cuantificación provocador del hiato entre ideología y cantidad, y hablamos de una ideología de las minorías que no alcanzan a tener una representación según la cuantificación y por lo tanto, ellas como tales se pierdan, aunque, según el sistema ¡tuvieron su oportunidad en la participación!
Y en este punto surge el verdadero desafío para estas minorías y vencer a su talón de Aquiles: la cuantificación, algo que de por si jamás podrá suceder si se quedan en la inercia de los dos años y con campañas electorales de dos meses, en otras palabras, estas representaciones políticas deberán ejercer su ideología en el pueblo y posicionarse en la gente del pueblo ejercitando su praxis y hacerse carne con la gente que quieren y dicen representar.
Cabalmente estas minorías deberían dejar de lado aspirar a la cuantificación y actuar en el pueblo según lo que ellos representan, paradojalmente dejar de lado el participar electoral para insertarse en el colectivo desde la acción, el hacer, el batallar, preparando el camino hacia futuras elecciones, en otras palabras, lograr seriedad como grupo, actuar como personas morales, tener respeto por la palabra dicha y distanciarse de los hijos de la cuantificación afectos a las publicidades, la condición mediática, de los discursos que reproducen, de la soberbia instalada ¡porque los infatuados se la terminan creyendo!
Por ejemplo, en Diputados Nacionales ganó el Frente para la Victoria en Villa Gesell, con 6.518 votos para la lista comandada por Martín Insaurralde, segundo quedó Sergio Massa y tercera Margarita Stolbizer, donde el corte de boletas a nivel local fue notable, el juicio que ello representa también: un NO rotundo a la actual gestión, pues ¡a nivel nacional se gana, pero a nivel local se pierde!, una lectura que ya ha sido hecha en otra esfera y con las consecuencias pertinentes a la hora de pensar en la futura cuantificación.
“Del poder hacer” y “el poder corrompe”, nos hable de una condición, desigualdad e injusticia en la primera y soberbia y miopía en la segunda, y si bien todos quedan sujetos a la cuantificación que legitima, jamás se presenta para la primera, y no suele dar oportunidades a los que sufren la dominación y la miseria, excepto en la revolución, sin embargo, son los que más necesiten ese “poder hacer” y trabajar, fundamentalmente poder alejarse de las privaciones que a diario golpean a sus puertas, víctimas del “poder corrompe” que y la cuantificación posicionó, en los presentes y futuros vencedores en el pueblo por venir.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias