El populismo así entendido se posiciona como un modo nuevo de construcción política desde la acción generada por los propios vecinos y abierta a cualquier sector de la comunidad, hablamos de negociantes, dueños, patrones, junto a la gente del barrio común -eso es lo heterogéneo-, y se amalgame como populismo, busque en su quehacer político una relación directa y vertical con un dirigente, pues al no romper definitivamente con las instituciones de la democracia representativa, las usa, pero con la búsqueda de firmeza de alguien que los represente.
Por ello, el punto de inflexión desde donde nace todo populismo implique un contexto de crisis, porque desde ahí surgen los distintos grupos con sus diversas demandas y diferentes ideologías, se unifiquen ante la experiencia de sus repetidas demandas no satisfechas, tal ser a grandes rasgos el planteo de Laclau con su razón populista.
Ahora, pasemos a considerar el ítems de las demandas en Villa Gesell ¿hay demandas insatisfechas en el pueblo?, ¡sí!, ¿cuáles?, la inseguridad, la desocupación, la falta de vivienda, el narcotráfico, la corrupción, pero hay que señalar algo, una cosa son demandas a nivel estructural y otra a nivel local, lo estructural si o si se hereda porque no se genera desde la parte que implica el pueblo, pero con lo local nos situamos en ese nivel de responsabilidad e incumbencia que generan las necesidades y provocan las demandas, por ello es que aquí en lo local, se deben focalizar las demandas y las que se deben resolver, desde la competencia del gobierno de turno y hoy día representado en la figura del intendente Barrera.
Pues, qué puede hacer el gobierno local con la inseguridad ¿cuando la propia provincia sufre tal flagelo durante largos años y cada vez en mayor crecimiento?, ¿qué puede hacer el municipio ante la falta de trabajo si se encuentra en una región sujeta a la recesión estacional bajo el ejercicio económico del turismo?, y así, la lista extenderse, por el cual se deban delimitar las demandas cuyas necesidades son provocadas en lo local, aquellas a las que pertenecen al lugar y competencia del gobierno local.
Entonces, ¿hay demandas?, si, ¿cuáles son?, lluvia y la máquina para emparejar, una ciudad cuidada y por lo tanto limpia, alumbrada, señalizada, atentos para dar a conocer pliego de licitaciones y transparencia a la hora de la elección, socializar los recursos y sus gastos para borrar la sospecha de funcionarios corruptos, coimeros, con un gasto público acorde a la recaudación, como también prescindencia de tercerización y en ese orden, también de medios para propaganda oficialista, medios que no implican afinidad ideológica sino la forma de un negocio a los que se les compra un espacio como producto.
Pero, ¿existen tales demandas o sólo se trata de una agenda confeccionada por quien escribe, utilizando el silencio ajeno como propio, e instalar un punto de vista acerca de lo que debería ser la agenda oficial?
Si no reconocemos las demandas, como primera medida, difícilmente pueda devenir sentido alguno de lo popular, también se pueda pensar que si no hay demandas es porque el gobierno local es competente, sin embargo, tal conclusión no es pertinente pues las últimas elecciones señalaron algo diferente, un rotundo No a la gestión del entonces intendente Erneta, entonces, quizás la demanda ya estuvo presente con ese No y por lo tanto, creencia del colectivo acerca de la representación democrática.
Sin embargo, si prestamos atención a la vox pópuli que sostiene que “ese No, fue el voto castigo a la gestión”, entonces, aquel votado en el fondo, no lo fue porque representara cabalmente a las demandas de la gente sino que recibió un voto estratégico cuyo fin, era quitar del medio a quien no los representaba.
Y aquí subrepticiamente se yergue la primera demanda “la ausencia cabal de representación”, porque votar a quien me representa, es muy distinto a votar a quien no me representa y no obstante, votarlo porque desde la simple suma como ganador, permite que lo eche al otro, que no me representa por las demandas no satisfechas.
La continuidad democrática con el paso de un gobierno a otro, con administraciones y gestiones distintas o afines, no aporten beneficio al pueblo si éste, vive sumido en permanentes demandas no satisfechas e indicadores de las mismas la hallemos en la paulatina gestión del voto independiente, pues el sentido mismo del representar a través de lo partidario según este voto, se ha perdiendo, e instalar una nueva forma de entender a lo partidario, una “vaciedad operativa” posicionada en cada nuevo gobierno ejercido en el pueblo.
Este sentido fallido del representar no está presente en todo el colectivo del pueblo, pues con cierta balanza idéntica existe un caudal de votos cautivos que poseen los dos partidos mayoritarios, y le cabe a esa franja del colectivo –el llamado voto independiente- lidiar escépticamente contra el mal de la representación que enceguece a tales cautivos.
Por el cual en esta debilidad de la representación, encontremos el caldo de cultivo para el nuevo sentido del ejercer político, el populismo, y que en la franja del voto independiente se va incubando poco a poco hasta que sea mayoría, mientras, sólo resta resolver un solo inconveniente para completar la tesis de Laclau, el dirigente en el pueblo que habrá de conducir a tal populismo y que hoy, se macera en su propio devenir.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias