Ante tal estado de cosas, lo real, siempre determine hasta qué punto lo definido sea así en la realidad y confronte a toda definición dada por académicos, gobiernos etc., en el estado vivo de las cosas, porque entre los conceptos y lo conceptualizado lo que ellos aluden, existe un dinamismo que lo formal del concepto no pueden llegar a vislumbrar, tal como implica lo nacional y su pensamiento. Pues con lo nacional señalamos algo esencialmente heterogéneo que va informando a una cultura y que a su vez, se va nutriendo de la diversidad territorial con sus variables étnicas, lingüísticas, religiosas etc., por ello si lo nacional es emergencia de los mismos contextos provinciales, éste ya es una realidad ejercida.
Y lo real de tal ejercer se halle inscripto en el todos los días en la gente de carne y hueso, que siente, trabaja, piensa, cree y cuantas cosas más, por el cual si la materia prima de lo nacional se encuentra ahí, la cuestión se reduzca a seguir el método a utilizar para recoger y después, formalizar en ideas claves o centrales que magneticen ese acervo nacional ejercido día a día.
Por el contrario, si es desde la esfera del estado que se determina por eso que es e implica lo llamado nacional, entonces, a modo deductivo y cuan aparato ideológico, será esparcirlo a todos los ámbitos de la república como ¡lo nacional!, y por supuesto, con los cómplices de turno, instituciones, jerarquías y empleados.
Sin embargo, exista algo más dificultoso todavía, definir a lo que llamamos pensamiento y su peculiaridad por ser instrumento de un colectivo, y su problema auxiliar, el determinar las fuentes desde donde deba abrevar tal pensar, entonces, ¿será Europa, quizás Asia, por qué no África o por supuesto, nuestra América?, tal es la pregunta que inquiere por el abrevar del pensar acerca de lo nacional.
Si apelamos a lo regional, tal perspectiva reducida nos ayude a ilustrar esto de lo nacional y su pertinente pensar.
Así, consideremos la posibilidad de calificar a un tipo de pensamiento que sea por ejemplo, geselino como algo distinto al pensar pinamarense o madariaguense deberíamos bucear en las actividades, y como puntapié inicial de tal buceo sería destacar las diferencias y las semejanzas en la faz productiva y económica regional, y que habrá de posicionar el concepto de “temporada” como eje sustancial en las comarcas costeras, a diferencia de la actividad agropecuaria de Gral. Madariaga que giran fundamentalmente alrededor del campo, destacándose la producción de trigo, maíz y soja, como también la apicultura, la ganadería, y la horticultura.
Una capacidad ociosa se incremente notablemente en la región costera por la situación recesiva de su estructura económica, entonces, ¿qué hacen esos costeros en el invierno?, acudamos como ejemplo al partido de Vila Gesell, pues de sus casi 45.000 habitantes sólo alrededor de 7.000 personas más o menos trabajen todo el año, ¡qué sucede con el resto de la población en condiciones trabajar?, buscarán changas o inventarán actividades cuenta propistas y el resto, quede preso de esa inercialidad del esperar por la nueva temporada o en otras palabras, hablamos de un estado de adormecimiento casi como el que podemos encontrar en las siestas en nuestras provincias, pero con otras condiciones en juego.
Con “los costeros” aparte de su economía estacional podemos señalar el costumbrismo de lo inercial, y a ello, agregarle el estar frente a espacios níbridos que no son híbridos, pues no sintetizan ni el campo ni la ciudad, pues son la costa y por lo tanto, con un tipo de pensar que abrevará en las fuentes culturales de la gran metrópoli desde la complicidad de los centros educativos y reproductor acrítico de contenidos, siempre mirando hacia otro lado, tal como sucedió en el S. XIX con la generación del 80 que miró a Europa y a los E.E.U.U.
Demos un segundo paso y abordemos lo nacional, y para ello, analogicemos lo nacional con la identidad, entonces, ¿qué identidad posee Gesell, Madariaga y Pinamar?, lo rural y el campo de Madariaga lo asocie con una tradición de fondo en la cual se sustenta, así, podemos contar con festividades tradicionales con su “Fiesta del Gaucho”, desfiles de tropillas, donde los paisanos sacan a relucir su platería y trenzados de soga, su mejor ropa bordada y sus botas lustradas, mientras se degustan exquisitos asados, empanadas y pasteles al son del folclore musical.
Pero en “los costeros”, ¿hay, existe esa tradición?, no, si bien su población la entiende más allá que parte de esa población fuera pionera de esos lugares, no podemos decir que en tales partidos se nutra, se identifique con la tradición campera, la condición níbrida de la costa atente contra eso, la identidad entendida como música propia, vestidos propios, comida propia, lenguaje propio, crear propio y cultura propia, como resultado de un pensar propio, no existe, es más, los partidos políticos donde deberían estallar los partidos vecinales son muy pocos, y de existir, no tiene chance electoral.
La identidad como algo que está presente en la forma de actuar, pensar etc., en “los costeros” no existe, sino que toma de otros lugares y espacios culturales esos contenidos que han sido allí creados, y lo dicho, hubo comenzado en la condición de anfitrionidad, hacia los turistas y con sus presencias, fueron los que hicieron posibles que el balneario adquiera su condición de balneario, como también los ilustres de otros lugares que vienen a vivir en estos espacios, se conviertan en los referentes del decir y del hacer, en ese lugar donde residen y si por casualidad, algún costero se destaca, tal sentido sea tenido en cuenta sólo cuando trasciende la localía y es puesto a nivel provincial o nacional, por el cual son los otros quienes configuren lo propio de estos lugares.
Mirando hacia el centro, su condición de periferia implique esa no identidad en “los costeros”.
La fragmentación en estos lugares entre los que tienen trabajo todo el año y los que no, los herederos de la condición pionera y los nuevos, los dueños y propietarios y los que alquilan, los alumnos de escuelas privadas de elite según el abolengo local y los que van a las escuelas públicas, los más nuevos del lugar, la droga e inseguridad etc., muestran una interesante permeabilidad como ausencia de identidad, tal como implica la conurbanización que se va instalando en estos lugares y consecuencia de la alienación que hoy reina.
Bajo tales condiciones, el pensar nacional siempre implicará una construcción del afuera, con un conformarse y un adaptarse de lo local, puesto por otros y eso explique ciertos gobiernos como ciertas gestiones tal como la de aquel Doctor intendente y hoy ausente, pero con su plana vigente en el presente gobierno………descubra usted el lugar al que nos referimos, porque desde la generalidad, hablamos de la costa.
Juan Oviedo