Tal teoría sostiene que ciertos eventos o sucesos en un país son controlados por operadores que organizan esos acontecimientos, son los titiriteros ocultos detrás de escena y por ello, difícil de visualizar o captar, de ahí tal definición.
Ante un crimen cometido, inmediatamente se piensa axiomáticamente en la justicia como el ámbito institucional para resolverlo, la justicia es la única institución facultada para resolver tales casos, ahora, cuando a esa justicia se la ha señalado como vinculada a los Servicios de Inteligencia, entidad que aportan pruebas con métodos secretos ya que deben operar en la discrecionalidad, implique tratar con una posible organización tendenciosa a ser habitada por algunos sujetos creadores de chivos expiatorios, y tales individuos son el target por excelencia acerca de lo conspirativo.
Si la justicia queda vinculada a ese sector, entonces, el equilibrio de la balanza ya está desbalanceado, si es que alguna vez lo ha estado, por los muchos casos que la justicia no ha aclarado cuando el hecho delictivo afecto a las altas esferas de la Nación.
Ahora, yendo al suicidio en sí, éste puede comprometer a terceros o no, estos segundos quizás estén más cerca del suicidio real, los primeros, simplemente sean sospechados de asesinatos disfrazados de suicidio, y en este punto ingresamos al laberinto de recelos, certezas, convencimientos etc. que pertenecen al reino de los supuestos porque no están fundados en pruebas y fundamento de las mismas, pero en el caso mencionado ¿cómo surgen las pruebas?
Vayamos a las que pueden aportar los peritajes, éstos operan desde una convención lógica en los que se construye una inferencia según huellas, indicios, sangre, pelo, posición del cadáver etc., algo que el perito encuentra y va hilvanando hasta configurar una pista conducente a explicar el hechos pero que no es el hecho, lo que reconstruye según él, (sería interesante el peritaje simultáneo de cuatro peritos o más, a ver si llegan a la misma conclusión ¿o no es posible por contaminación de escena?), es una malla para posicionar en ella a un hecho, por el cual con el peritaje nos topamos con el creador de una escena en un escenario, dónde él es director del hecho a dilucidar y cuya obra, será el asumirla como una provisional verdad de la que se puede fiar, sin embargo, estamos frente a la construcción de interpretaciones e inferencias de carácter analógico y nada más que ello, entonces, para tomar como prueba algo que no se vio o no se asistió, quede legitimado desde una mera convención.
Pero, cuando el fenómeno abordado envuelve un sisma político, entonces, la verdad de una prueba o la convención de la misma, adquieren relevancia según los bandos que se favorezcan desde la “verdad” del peritaje.
Eso por un lado, en el orden de explicar el presente, si o si es preciso una trama argumental para poder entender las realidades implícitas en el caso Nisman, y para ello se ha utilizado el método genealógico como el más pertinente para rastrear momentos y sucesos, cuan fuente inaugural donde van surgiendo hechos concatenándolos entre sí, y es por ello que asistimos a la explosión mediática de ataques y defensas, de la apelada genealogía por el cual títulos y frases contengan nombres como la DAIA, AMIA, pista Siria, Irán, comercio, no comercio, listas rojas etc., del inicial caleidoscopio se han hilado hechos, relaciones donde se configuren el marco de carácter macro explicativo acerca del deceso del fiscal.
Entre esa relación macro y micro se ha podido notar por ejemplo, a leer y ver fotos con carteles colgando en personas que decían: “yo soy Nisman” en el plano local, la mirada genealógica señale al “yo soy Charlie” francés como la fuente inicial y reconociendo que se trata de dos fenómenos distintos, compartan una idea en común que los identifica, la del participar de alguna forma como ciudadano repudiando los hechos como tal.
Ahora, el ciudadano, ¿que repudia, la muerte o lo que ha desencadenado tales muertes?..........
La conclusión de todo esto es que los poderes quedan sospechados y ante tamaña condición, es preciso no pensar ingenuamente y confundir gato por liebre por esa condición ya señalada de “lo que parecer ser no es”, y nos sugiere buscar la verdad no en lo que se nos dice y muestra, entonces, tal verdad jamás sea posible.
Por lo tanto el bálsamo a una sociedad sedienta de verdad, no será posible, donde las sospechas reinan ya sea como suicidio, asesinato o viceversa, nos señala que la trama inicial de estos hechos se hallan sujeto bajo manos invisibles que operan en un más allá inalcanzable y al que se nos tiene acostumbrado en el orden nacional, las denominadas roscas política e intereses partidarios confeccionando sus listas sábanas o con las altas esferas del gobierno y la oposición incluida, o la existencia de ciertos ámbitos que no debieran existir pero existen y que nos fuerza a pensar en complicidades o algo al que no se lo puede abordar, ni poner coto, tal como implican la existencia de bandos narcos en Rosario o al propio narcotráfico, y a las que podemos agregar las operaciones de las acciones bursátiles, mediáticas etc. en suma, la presencia de una globalización que termina por licuar todo rastro y toda pista concreta de verdaderos culpables, donde lo otro, los encontrados culpables, ser meros chivos expiatorios atrapados por la contingencia de lo invisible que los visibilizo como culpables.
Si sospechamos de los títeres, la lógica nos dice del titiritero y que a la vez pueda ser títere también, entonces, ¿dónde se corta la cadena?, con el titiritero y según el mundo globalizado, no implique una sola persona, empresa o quizás nación, pues, aceptando la hipótesis del suicidio, inmediatamente surgió la pregunta por la posibilidad de la mano invisible presente en ese gatillo con la fórmula: suicidio inducido, aquí los peritos encuentren un fantástico escenario para el ejercicio de sus habilidades y fomentar los mayores términos teóricos pero sin sus denotados posibles.
Hay un tufillo de manipulación en todo esto, el hecho permite prácticas destinadas a influir según la información falsa o la desinformación, desde el punto de vista político el ejercicio de la propaganda aprovechando la coyuntura para exponer hechos y acciones, mientras que todo lo relativo al sesgo científico sea aportado desde los peritajes en cuestión.
Por ello, los hechos serán vistos desde un ojo político partidario al proyecto nacional o desde una oposición que no pertenece a esa nación, con una justicia sospechada por la omnipotencia o ingenuidad de fiscales, jueces y abogados por parapetarse en los Servicios de Inteligencia, ámbito al que no se puede controlar en su totalidad por no tratarse de fuerzas visibles ante su intrínseca función y su modo de operar secreto, aun, la castrense más sujeta al control, una de sus ramas, el ejercito, se le hubo de “ausentar” un misil.
Entonces, lo que queda claro de todo esto es el acto continuo del manipular y que fuerza a no quedar atrapado en sus formas mediáticas donde lo real, es la noticia buscando sacar partido e influir según los productores de noticias, por el cual se pierda toda transparencia, toda claridad, con el advenir de lo evanescente y lo simultaneo, operando virtualmente y mediando como tal, porque a esta altura, ya es visible que no contamos con ojos propios y captar una realidad, también sospechada de ajena.
Porque décadas de adormecer y de dormir, donde la decisión ha sido domesticada y entrenada la voluntad para no cambiar, perpetúen la ilusión de libertad ejercida cuando elegimos, lo que debemos consumir.
Juan Oviedo
SiGe