¿Qué creen que dirán los futuros candidato en el pueblo buscando convencer?, o ya está de mano todo sobreentendido que hará inútil el discurso de fulano, mengano y zutano porque todos son conocidos por todos y el ciudadano, conoce sus apellidos, sus profesiones, sus negocios y lo que digan, no agregue ni quite nada acerca de esos saberes de los candidatos y no muevan un mínimo de sus convicciones respecto a ellos, de ser así, estar frente al simple a priori que señala: Alea jacta est, mire, ya no hable, no diga nada…….etc.
Ahora, si por ventura hubiera independientes, -se comenta que en el pueblo los hay y éstos, determinan los vencedores en las urnas-, entonces, esa suerte no está echada y hacia ese sector ira el discurso de campaña, pues los otros, los cautivos, casi al compartir iguales cantidades formen un empate técnico y cobre cabal dimensión tales independientes.
Considere usted a los candidatos participando de esa campaña pero si la mira críticamente notará cierta farándula politizada, pues lo que se destaque será el aparecer, la foto y la imagen por sobre todas las cosas, del mostrarse junto a candidatos provinciales o nacionales, en cafés, bares y salir en notas mediáticas, tales hechos partan de entender que la campaña, es superior al sentido de fondo que intentan representar: la política.
Así, actos partidarios, jingles televisivos como radiales, sujetos y diagramados tienen como importante la prevalencia de la imagen, la foto, la figura, los apretones de manos y las sonrisas del momento, he aquí en todo esto un show montado y por ello participe de la farándula, ¿sabe usted el significado de tal frase?, pues antes que personas propiamente dicha hablamos de un ambiente de personas que se dedican al espectáculo, y fundamentalmente, desde un trasfondo caracterizado como ausencia de profundidad y de seriedad en lo que se dice o se hace, pues ellos, son vuestros candidatos.
La farandulización de la política en el pueblo, no es la del actor buscando hacer el rol o el papel de político, sino que son estos profesionales y negociantes que actúan según un guion escrito al cual se deben ajustar: el ser un político, pero nunca en el modelo de un verdadero político, que son los dirigentes porque sólo los dirigentes son los que pueden gobernar, decidir, hacer, el pueblo se hubo nutrido de una larga farandulización de políticos y no de dirigentes, pues un dirigente no lo es por una elección que deviene, sino porque siente como nadie el hacer y el pensar político de su sociedad, participe o no del gobierno o del poder, pues los dirigentes no son contingentes, no se jubilan ni desaparecen.
Por ello, si usted nota que aquellos que estuvieron en la cima del ejecutivo o que en alguna forma participaban del hacer político en el pueblo, durante los últimos treinta años por tal o cual partido y hoy esfumados, evaporados, entonces, usted voto a meros trepadores que hubieron de hacer del show, su mejor acción y a usted, partícipe del mismo como voto cautivo desde las luces enceguecedoras de los spot de la farándula.
Así como Diógenes de Sinope de día caminaba por las calles con una lámpara encendida diciendo “buscaba hombres” (honestos), así se deben buscar los dirigentes, y estar advertidos que las elecciones no son para ellos, sino para los adoradores de la farándula instalados hace largas décadas en el pueblo.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias