Querido hijo:
El gobierno te quiere: ignorante
La iglesia: sumiso
Los empresarios: agachado
Los bancos: fundido
La justicia: preso
Por eso cuando te pido que estudies, es porque ¡te quiero libre!
Pero……….. las escuelas no enseñan más que a repetir para que no repitas y las universidades, sólo produzcan egresados, mientras que la enunciada libertad, una expresión romántica que no alcanza libertar a nadie.
Entonces, como ignorante, ¿qué debes aprender? y como sumiso ¿a qué te debes rebelar?, como agachado ¿a qué enderezarte?, y fundido, ¿cómo volver a empezar, y preso, ¿cómo utilizar tu posible libertad? ¡Entiendes la importancia de tal aprender?
Y la escuela te hablará de la democracia igualitaria y no cuestionará el rol de la iglesia y menos ahora con un Papa argentino, callará acerca de la flexibilización laboral, y apruebe los consumos con las tarjetas de crédito más allá que todo su personal se nutra de ellas, y como corolario te saques cientos o miles de 10 por repetir información de carácter monádico, pases de grado y seas abanderado junto con otros compañeros, después, ingreses a la facultad, siempre con una meta clara “pensando en ti mismo”, porque ese ha sido la ideología que ha imperado en tu contexto con el superarte, ser alguien, ser el mejor promedio, en definitiva, ser un funcional perfecto.
Entonces, te enseñan un saber que te vuelve ignorante, te dan un salvoconducto para que no hagas nada, te muestran la desocupación como una vara que te pueda alcanzar, te dirán que el crédito es solo para los solventes y no para los rebeldes, y te escriban la igualdad jurídica sin que te señalen la desigualdad social que manda e impera y es la que te mata.
Eso es lo que debes aprender y nadie te lo podrá enseñar, a no vivir en la ignorancia, a no ser sumiso, a no estar agachado, a no perdurar fundido y a no ir preso.
No te justifiques con la experiencia como toma de conciencia, no debes pasar por la ignorancia para después, entender que tal ignorancia ser nefasta, como el sumiso no saber de su sumisión porque jamás, al no haber podido elegir pues siempre se le ha dado todo y así, todo lo ha aceptado, como también seguir las reglas de la libertad de consumo, algo que no te vuelve señor de ti mismo y menos de tu futuro con tal hipoteca contraída, como tampoco elegir implique una acción propia sino una simple imposición del mercado neoliberal.
Quizás, si buscaras ser frívolo aspecto que compartes con el ignorante, aunque éste, no lo sepa, entonces, elígela porque así lo deseas, que esa decisión la de la liviandad y jolgorio de andar por la realidad sea tuya, tuyo la superficialidad de los juicios y el anestesiar de tu conciencia ante el dolor que ronda en el contexto presente llamado Villa Gesell, eso es preferible que a ser ignorante y presumir de sensible, solidario y fraterno, porque lo será según lo que le dicen qué es, siguiendo definiciones ajenas, que por lo general son burguesas que buscan sobre todo, la buena imagen o la apariencia sin más casi a modo de un cuadro electoral típico de las campañas barriales de nuestros políticos locales.
¡Te quiero libre!, reza el final del cartel, nada más complicado que leer tal texto, porque se trata de algo no escrito todavía, por ello quizás mucho más apreciable sea el texto cotidiano de todos los días y es aquel que nos torna ignorantes, sumisos, agachados, fundidos y presos, ser conscientes de la dominación presente e ir en contra de ella, entonces, esa lectura nos torne consciente o en otras palabras, con un saber y un aprender que busca liberarnos, algo que hoy no se encuentra, ni en facultades ni en las escuelas y menos que menos, en el murmullo impropio de las definiciones ajenas de nuestros candidatos del pueblo.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias