Sin embargo, hay otras acciones que no pueden ser justificadas desde la racionalidad y también, tengan presencia a la hora del voto: nos referimos al fastidio, esa suerte de irritabilidad, de molestia hacia algo instalado en la conciencia del sujeto y llevado a la arena política participe del siguiente diálogo.
- ¿Porqué te opones al gobierno, decime tus argumentos?-
Y la otra persona no tenerlos, pero se oponga por ese proceso mental que determina su fastidio hacia él.
Por lo cual se vote en contra por ese hartazgo instalado en la persona, en otras palabras, no se trata de un voto indeciso sino que ya está decidido desde el porqué sí que representa ese hecho mental no consciente posicionando el fastidio.
Entonces, nuevamente la pregunta por ¡cómo ha llegado el fastidio a incubarse en esas personas! y por otro lado, interpretarse como un fenómeno colectivo al repetirse con creces la suma de cada fastidiado, y volvemos a hipotetizar: la gestión del presente gobierno que a lo largo de los años con sus dichos, sus logros, sus victorias, sus espacios ganados, la defensa continua de sus conquistas, en suma, el efecto mediático de su condición exitosa y patriótica termine por volver en su contra por el fastidio que ha terminado por provocar, ¡tal como sucede con las campañas políticas, que excitan el oprobio al sentido común y generen la consiguiente irritabilidad por tener que soportarlas!
Quizás, desde el ámbito de la racionalidad un argumento sólido puede llegar a cambiar una decisión a tomar, pues el sentido de lo racional implique siempre esa apertura dispuesta a examinar lo que los otros dicen, pero no suceda lo mismo en el plano del fastidio, pues lo que sucede ahí, lo que lo genera como tal, a ese proceso no llega la mirada de la razón y no puede transformar según voluntad o deseos propios, por lo tanto una especie de sello o cuño represente ese hartazgo manifestado en voto.
Lo nuevo es el horizonte que busca y reclama la presencia del fastidio, un nuevo aire, algo distinto, formas de pensar diferentes, todo lo que signifique un romper con lo instalado que anula la motivación, provoca aburrimiento, genere hastío, por eso la necesidad imperiosa de mudar de situación, ahora, la mecánica del fastidio nace por la acción del gobierno y que la posibilita como reacción opositora.
Por ello no resulte extraño que largos periodos de intendentes, nos referimos a los caciques del conurbano apoltronados en sus municipios, hayan sido vencidos en esta pasada elección como parte de un fastidio instalado que ellos mismos hubieron de provocar, votos que fueron un reclamo de renovación en contextos por ellos gobernados, y si ello es así, en los totalitarismos, ¿cómo se entienden sus largo periodos de gobierno?, se trata de sistemas cerrados muy distintos a los sistemas abiertos al disenso de las ideas, por ello la continuidad de los totalitarismos quede preservada de los fastidios que ellos seguramente provocan.
Entonces, si es hoy impera el fastidio en ese 30% que vota (el 36 % y el 34% mantengan teóricamente sus porcentajes), sin lugar a dudas, más allá de spot publicitarios, campañas, debates, fotos etc., hoy día, alea iacta est…………………
Juan Oviedo
SiGesellnoticias